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Protección policial para los regionalistas

La nota destacada en la constitución de las corporaciones municipales en los 102 municipios de Cantabria fue la asistencia masiva de vecinos, que hicieron pequeñas las ya de por sí reducidas dependencias de las casas consistoriales. La presencia de público, expectante y apasionado, originó pequeños incidentes, que tuvieron su máximo exponente en el acto desarrollado en el Ayuntamiento de la capital.Los primeros silbidos y abucheos estuvieron dirigidos a los concejales regionalistas, que, en la noche anterior y tras una tumultuosa asamblea, habían decidido votar a su candidato, con lo que la reelección del ex alcalde y número uno de UCD, Juan Hormaechea, estaba asegurada. Sin embargo, la sorpresa surgiría al escrutarse los votos de los concejales y comprobar que la Agrupación Independiente (de derechas) había votado al número uno de su lista y no, como se esperaba, al candidato centrista, que con nueve votos (el señor Hormaechea votó en blanco) quedaba por detrás de su más directo rival, el socialista Jesús Cabezón, con los diez votos de sus compañeros, del Partido Comunista y del Partido del Trabajo de Cantabria (PTC).

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Al no haber obtenido mayoría absoluta ninguno de los candidatos, y después de un momento de confusión, se anunció el nombramiento de Hormaechea como alcalde de la ciudad, al haber sido la lista de UCD la que mayor número de votos populares alcanzó en las pasadas elecciones. Los intentos del recién nombrado alcalde para leer los folios que traía preparados fueron vanos ante las continuas interrupciones y los gritos del público presente, no tanto dirigidos contra él, sino contra los concejales regionalistas, a los que se hacía responsables de la victoria centrista.

Una vez terminado el pleno, unas setecientas personas se concentraron ante la puerta del Ayuntamiento para esperar la salida de los regionalistas, que tuvieron que abandonar el edificio por una puerta trasera acompañados de la policía municipal. Estos acusaron a los partidos de izquierda de los incidentes producidos en la sala, en tanto que socialistas y comunistas atribuyeron al PRC «la responsabilidad histórica de haber impedido la elección de un alcalde socialista en Santander».

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