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El PS francés se perfila como una federación de corrientes distintas

El congreso del Partido Socialista francés (PS) terminó el domingo pasado en la ciudad de Metz, sin resolver claramente ninguno de los problemas que tenía planteados. La reelección pírrica de François Mliterrand como primer secretario no representa ni la definición de una línea política, ni mucho menos la unidad de un partido que, más que antes, se perfila como una federación de corrientes sensiblemente distintas.

El señor Mitterrand no consiguió una mayoría absoluta para continuar gobernando el PS. El 46,9 % de los mandatos que le ofreció el voto definitivo de los delegados, en Metz, le obligará a negociar con una de las tres corrientes minoritarias. Como ya se había previsto, será probablemente con el ala izquierdista, el CERES, que recogió el 14% de los mandatos, con quien se aliará para dirigir el PS hasta 1981. Este Mitterrand disminuido en el interior congreso de Nantes consiguió el 75 % de los mandatos tendrá que hacer frente, en el interior del partido, a una oposición organizada, fuerte, ascendente, dirigida por Michel Rocard, que sumó el 21,2% de los mandatos, que se verán aumentados con el 16,8% del prorrocardista Pierre Mauroy.Los observadores, en general, estimaban ayer que el éxito relativo del señor Mitterrand hubiese palidecido aún más de no ser por un reflejo sentimental que jugó en su favor por parte de los delegados, a causa del complot que, según los mitterranistas, había urdido el señor Rocard para destronarlo definitivamente. Este reflejo, comentaban en Metz los rocardistas, no se repetirá en el futuro, cuando se trate de elegir al candidato a la presidencia de la República y cuando muchos de los partidarios de Mitterrand comprendan que el socialismo es el rigor económico y no la exaltación literaria de los grandes principios. En efecto, la poIítica económica del PS cara a una eventual llegada al poder fue el tema que, a pesar de todos los esfuerzos, parece haber separado definitivamente a las dos corrientes del socialismo galo: frente a la fórmula-resumen de Rocard, «una de dos, o economía de mercado o racionamiento». Mitterrand se parapetó tras lo que, a su juicio, debe garantizar la ruptura con el capitalismo: una estrategia económica basada en las nacionaIizaciones y la planificación.

Dudas sobre la unión de la izquierda

La victoria de Mitterrand significa además la continuidad de la estrategia de unión de la izquierda tal corno vivió hasta su fracaso en 1978. Pero la economía, las alianzas, la construcción europea y la democracia en el interior del partido, cada cual sabía anteayer, en Metz, que continuarán siendo la plataforma de discordia y de lucha entre las dos corrientes dominantes en el PS: la dirigida por el señor Mitterrand y la que simboliza el señor Rocard. La elección del futuro candidato a la presidencia para 1981, presente en todas las discusiones de Metz, no se resolvió, y en lo sucesivo será el cartucho que en cada momento atizará la Ilamada «lucha de los jefes» del socialismo galo.Esta incertidumbre, que ha proyectado el congreso de Metz sobre el porvenir de un partido socialista dividido y sin una línea política evidente, desdibuja más aún las posibilidades de unión de la izquierda, máxime ante un partido comunista presto para explotar electoralmente las dificultades de sus antiguos aliados.

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