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Basilevich, acusado de arruinar a Cruyff y a Neeskens

Las últimas horas en la Ciudad Condal han estado capitalizadas -en lo deportivo- por el escándalo desvelado sobre las supuestas relaciones entre la esposa de Johan Neeskens y un reportero gráfico del diario 4-2-4. Sin embargo, todo este asunto ha sido el revulsivo para impulsar a Cos Coster, el suegro de Johan Cruyff, a desencadenar otro alboroto paradeportivo con sus acusaciones a Michel-Georges Basilevich, socio de Cruyff y asesor de Neeskens, de defraudar a los dos jugadores holandeses en una importante cantidad de dinero.Desde hace algunas semanas se sabía ya de estos dos temas. El primero, conocido por la mayor parte de los informadores barceloneses, se conservaba en un discreto letargo; mientras que el segundo ya había sido esbozado en algunos comentarios periodísticos desde el ángulo de la frialdad de las actuales relaciones entre Cruyff y Basilevich.

Con las elecciones municipales de fondo se improvisó una conferencia de prensa en un lujoso hotel de Barcelona, provocada -según Marianne Neeskens y el fotógrafo Baleyto- por unas declaraciones vertidas por Johan II a un diario holandés, en las que se calificaba de «cerdo» al informador español, responsabilizándolo de la ruptura del matrimonio Neeskens. Marianne y Baleyto insistieron en destacar que «Nos conocemos desde hace menos de un mes, cuando Johan ya había abandonado el domicilio famillar.» Todo un folletín que, una vez apuntado, debe quedar para las crónicas cotilleriles de la prensa del corazón.

La otra vertiente de¡ tema presenta una mayor enjundia informativa. Cos Coster ha tenido en los últimos días varias conversaciones con Basilevich, actuando como representante de su yerno Cruyff, para finiquitar los negocios que el ex jugador y Basilevich tienen juntos y que se refieren al grupo Grupeco en general y a Ganadera Catalana, en particular. Al no ponerse de acuerdo Coster y Basilevich, el primero aprovechó la presencia en la citada rueda informativa para acusar a este último de haber transportado a Suiza diversas cantidades de dinero, pertenecientes a Cruyff y Neeskens, que ahora no aparecen registradas, al parecer, en ninguna entidad bancaria helvética, y señaló además que Basilevich había sido la ruina económica total para Johan Cruyff. En su ira, Cos Coster no sólo se limitó a las acusaciones, sino que llegó a insultar al soviético-francés llamándole «idiota» (al menos éste fue el significado que el traductor dio a la imprecación).

Al mismo tiempo, Coster anunció que, de no llegarse rápidamente a un pacto, emprendería las pertinentes acciones judiciales. Horas más tarde, el ilocalizable Basilevich declaraba a EL PAÍS que, probablemente demandaría ante los tribunales a Cos Coster por difamación, injurias y ofensas.

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