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Un diputado conservador, asesinado en el Parlamento de Londres

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) y un grupo rival semidesconocido, el Ejército Nacional de Liberación Irlandés (INLA), reivindicaron ayer en Dublín el asesinato del portavoz conservador para asuntos del Ulster, Airey Neave, que falleció a causa de la explosión de una bomba colocada en su vehículo, estacionado en el aparcamiento del Parlamento de Londres.Neave estaba considerado como un duro, en la política del Ulster y era consejero de la líder conservadora Margaret Thatcher, lo que hacía pensar que podría ocupar el Ministerio de Irlanda del Norte en un futuro Gobierno tory, y, en consecuencia, era un blanco ideal para los republicanos irlandeses.

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) y un grupo rival semidesconocido, el Ejército Nacional de Liberación Irlandés (INLA), reivindicaron ayer en Dublín el asesinato del portavoz conservador para asuntos del Ulster, Airey Neave, que falleció a causa de la explosión de una bomba colocada en su vehículo, estacionado en el aparcamiento del Parlamento de Londres.Neave estaba considerado como un duro, en la política del Ulster y era consejero de la líder conservadora Margaret Thatcher, lo que hacía pensar que podría ocupar el Ministerio de Irlanda del Norte en un futuro Gobierno tory, y, en consecuencia, era un blanco ideal para los republicanos irlandeses.

El asesinato de Neave parece que forma parte de los atentados que desde hace una semana ha lanzado el IRA contra personalidades relevantes de la política británica vinculadas en cierta forma con el Ulster, como es el caso del embajador de Gran Bretaña en Holanda, Richard Sykes.

En el momento de producirse la explosión del automóvil, un Vauxhall Cavalier, la Cámara de los Comunes estaba sometiendo a debate varios asuntos económicos. Los diputados no oyeron la detonación, pero al llegar las primeras noticias se registró una gran conmoción. Margaret Thatcher suspendió el mensaje electoral que debía haber dirigido al país y Callaghan afirmó que continuará en sus esfuerzos por erradicar el terrorismo del suelo británico.

Momentos después, Scotland Yard cerraba todos los accesos al Parlamento de Westminster y sellaba materialmente estaciones y aeropuertos en la primera fase de una operación de búsqueda de los asesinos.

Por su parte, Jim Jardine, presidente de la Federación de Policías, que agrupa a 110.000 agentes, solicitó la reimplantación de la pena de muerte para todas aquellas personas convictas de actos de terrorismo y un riguroso control sobre los viajeros procedentes del Ulster.

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