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El Barça empieza a ser sólo un club

José Luis Núñez, el bilbaíno que preside el Barcelona, se ha dado una vuelta por Madrid para procurarse imagen. Debajo del brazo se ha traído su primera victoria; un superávit de 210 millones de pesetas en nueve meses. Mientras él se ha convertido en noticia, el Barça de la Liga ha sido incapaz de ganar en Burgos, con la televisión como testigo de cargo. Para José Luis Núñez, además del buen resultado económico que comienza a ofrecer, hay un detalle en su política que le enternece; el Barça empieza a ser sólo un club.

José Luis Núñez fue el presidente esperanza para los culés que consideraron como caótica la administración Montal. José Luis Núñez puso a funcionar la máquina económica, y dice que los números rojos han comenzado a bajar. El catalanismo descafeinado de los ahora rectores del Barcelona comienza a dar dividendos sustanciosos. Deportivamente, que es lo que en definitiva acaba por enorgullecer o encocorar a los socios del club, no se ha mejorado gran cosa. El Barça está casi perdido en la tabla de clasificación, y su mayor aspiración es lograr la clasificación para la Copa de la UEFA. La Liga de baloncesto, que llegó a tenerla en la mano, la acabó cediendo al Madrid. La esperanza del Camp Nou está en la Recopa, en donde ya es semifinalista.La gran losa que ha impedido al Barcelona levantar cabeza en los tres últimos planes quinquenales ha sido el Real Madrid. José Luis Núñez ni siquiera parece entusiasmado con la idea de mantener el eterno duelo con el Madrid. El presidente barcelonista, en plan confraternización, ha pasado por el Círculo Catalán dándose abrazos con Luis de Carlos, presidente madridista. Estos enternecedores espectáculos eran impensados hace tan sólo un par de años. Entre otras cosas, porque Bernabéu no le cedía espacio en los medios informativos a ningún culé. El presidente barcelonista ha encontrado en Madrid facilidades para la confraternización, porque Luis de Carlos ha sido siempre el directivo sonrisa de la casa blanca.

José Luis Núñez quiere restar tensiones. Está en contra de que el Barça sea más que un club. Aquella gauche divine que Montal amparaba en su palco ya no circula por el Camp Nou. Aquellos miles de banderas cuatribarradas que presidían los acontecimientos futbolísticos han comenzado a desaparecer.

Y mientras los grandes resuelven sus problemas, el Spórting se mantiene firme en la cabeza de la clasificación. Al Gijón le temen ahora más que el Madrid a los árbitros. Son las suspicacias de cada año. Sobre todo, porque pocos creen todavía en la posibilidad de que un modesto rompa la norma. Y sobre los árbitros, dice don José Plaza, presidente del Comité, que considerará competencia desleal el uso indiscriminado del pito en las Cortes y que, por tal motivo, se pondrá en contacto con don Landelino Lavilla, que es del Barça, para poner a su disposición, si hiciere falta, a los colegiados idóneos para cada caso. Dice el señor Plaza que aunque en eso de tocar el pito el número uno es Guruceta, está dispuesto a dejarle en casa para evitar suspicacias, no vaya a ser que con lo del Estatuto vasco le pite algún penalti a Pérez Llorca. Dice el señor Plaza que para contentar a todos ya tiene pensado designar al murciano Franco y al miembro de la CSUT Pes Pérez. Pero eso sí, para evitar intervenciones por alusiones les suprimirá las tarjetas rojas y amarillas. Que para la discusión sobre el aborto también cuenta con el trencilla idóneo, que incluso tuvo una buena actuación el domingo en el Manzanares.

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