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La farsa olímpica

El Comité Olímpico Español está aún a tiempo de impedir que nuestro fútbol se sume a la farsa y a la trampa manifiesta de intentar clasificarse para los próximos Juegos de Moscú. La Federación, incapaz de crear un equipo verdadero que se prepare desde ahora mismo para el Mundial-82, no debe aprovecharse del ridículo camuflaje olímpico o amateur actual para alinear jugadores jóvenes, pero que cobran cantidades muy apreciables como contrastados profesionales. Ya es una vergüenza que se permita jugar el día 28 el primer partido contra a Holanda a hombres como Canito, Gordillo o Manzanedo y que el COE esté a la espera de su próxima asamblea para decidir su postura. Dichos hombres, algunos, deberían incluso jugar contra Rumania y no tenerlos todavía entre pañales falsos.El gran problema del fútbol olímpico es que el COI no se atreve a suprimirlo y sería la mejor solución. Antes estaban mal las cosas, porque al desbordarse el profesionalismo en Occidente se aprovecharon los países del Este para llevar sus primeros equipos con la falsa justificación de su amateurismo, que era y es otro profesionalismo declarado, aunque estatal o militar, como se quiera llamar. Pero la situación está ahora aún peor con la solución salomónica dada por la FIFA tras el Mundial de Argentina y que el COI debió aceptar como claudicación menor: en Moscú no podrán jugar los jugadores del Mundial. El absurdo es aún mayor. Según esto, todos los profesionales que no estuvieron en Argentina, pueden jugar como olímpicos, es decir, aficionados, en Moscú.

Si el olimpismo está en crisis y el ejemplo del fútbol es el más lamentable, lo justo es no colaborar en el fraude. Pero, claro, la Federación Española, que sabe mucho de caminos tortuosos para conseguir algún triunfo, aunque sea falso, ahí está en primera fila. Hora es de ponerle las vallas.

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