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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Paca y Pitita

Hace como cosa de un año, Pitita Ridruejo me dijo, después de un almuerzo:-Ven, que te voy a enseñar lo que he comprado.

Lo que había comprado era una casa/palacio en la calle de Fomento, entre Santo Domingo y Bola. Penetramos el hondo portal, que era ya en sí como un túnel del tiempo, saludamos los corruptos espejos, acariciamos animales, figuras y desnudos hechos de la materia misma del frío y el pasado, ascendimos escaleras que habían ido perdiendo peldaños como un piano pierde teclas (pierde el sonido de algunas teclas), recorrimos las salas de la nada y los lagos del vacío, deambulados por cisnes de polvo. Perdimos el tiempo.

-Quisiera hacer de esto mi casa, cuando vuelva a España.

En algún esquinazo laboraban albañiles y en algunas buhardas se removían pobres. Toqué con tacto incierto el festón borrado de la Historia en los salones abolidos. Y pensé para mí, aunque a ella no le dije nada, aquello de Ortega, que le oí en la Revista de Occidente cuando yo iba por allí a cazar moscas para que Bergamín las atase por el rabo:

-El hombre sólo tiene proyectos líricos.

Y la mujer, me dije. Esta mujer está queriendo levantar un mundo de Guermantes a la madrileña, un mundo de Galdós y El Ruedo Ibérico, un mundo de Valera y carlismos, con salones doceañistas y élites afrancesadas y liberales. Esta mujer disparata líricamente, me dije. Los pobres que nos presidían y quizá espiaban desde su cielo sucio de buhardas, eran ya para mí el diluvio que viene, la revolución social que bajará del cielo con geranios, porque de dónde va a bajar, si no. Para Pitita sólo dran un caso humano y humanitario a resolver. Cegada en oro por razones líricas.

Hoy, las gentes de ORT me comunican que Paca Sauquillo ha interpuesto querella contra Pitita, al mismo tiempo que me llega postal viajera de Pitita, desde mares inventados. La casa de Fomento, 11, de gran nobleza y valor histórico-artístico, datada en el XVIII y bautizada en el XIX como El Dragón, está incluida en la clasificación de elemento singular 1, en el Catálogo de Edificios y Conjuntos de Madrid, fase I, precatálogo, zona histórico-artística, según resolución municipal del 77. Asimismo se acoge al Plan Especial de Protección y Conservación de Edificios y Conjuntos. La casa venidera de Pitita en Madrid no es sino, para ella, castillo en el aire. Castillo en España, ahora que España le queda lejos a Pitita. Sueño. Nada.

-¿Cómo va la casa de Fomento, Esperanza?- le preguntaba yo de vez en cuando, temiéndome lo peor y con un sentido de la Historia quizá más materialista que el de ella.

-Si supieras los disgustos que me está dando.

No, no quería yo saberlo, porque me los imaginaba. Son los disgustos que dan los proyectos municipales a quien sólo hace proyectos líricos. Entre unas cosas y otras, han sido las protestas de los vecinos de las alturas, o descenso de los arcángeles de buharda y geranio a la realidad municipal de los expedientes. Entre unas cosas y otras, han venido a la declaración de ruina del inmueble, que es de utilidad social, siquiera como perpetuación de una miseria rasante con el cielo o como santuario del olvido en que Madrid tiene su Historia.

Pitita Ridruejo, encarnación tardía de una niña perdida aún por los bosques de Soria, viene del mundo de Guermantes y va hacia los mares air mail. Vive de proyectos líricos, que no es vivir de proyectos, sino de recuerdos. Francisca Sauquillo viene probablemente de buhardas celestes y menestrales como las de Fomento, 11, y va hacia una alcaldía socialista.

Ambas mujeres, la Alicia financiera en el país de las maravillas retro, y la princesa del pueblo que todo lo aprendió en los libros de Marx, se han encontrado a mitad de camino, en el corazón de Madrid, en el barrio de los Austrias, en la calle Fomento. Pitita -le digo ahora que no está-, yo te acompañé una tarde en tu paseo imposible por un sueño de culturas caídas, sueño bordado de pobres que no veíamos. Pero hoy tengo que decirte, Pitita, lo que yo ya sabía entonces y tú quizá sepas ahora: que el futuro socialista del mundo ni siquiera viene de Rusia. Sencillamente, baja de la buhardilla.

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