La arquitectura social encuentra serias resistencias a la hora de ser aplicada
«La Fundación Rafael Leoz convertirá a Madrid en la futura Meca de los arquitectos.» Ivan Kunt, autor de esta afirmación, no se equivocaba. En los diez años que lleva funcionando, numerosos especialistas y profesionales de la arquitectura, nacionales y extranjeros, se han interesado por las actividades que en ella se desarrollan. Muchos de ellos, sin embargo, se han sorprendido al comprobar que los trabajos de la fundación son más aprovechados en el extranjero que en España, o lo que es lo mismo, que la influencia de este centro de investigación es escasa en el medio en el que se mueve. ¿Por qué esa resistencia a la arquitectura social en España?
La Fundación Rafael Leoz es una institución benéfico-docente que tiene por objeto la investigación y la promoción de la arquitectura social. Fue fundada por su titular en febrero de 1969, quien la presidió hasta su muerte (julio de 1976), y ahora está a cargo de un patronato que preside la viuda de Leoz, Carmen Ayuso. En el patronato están representados, además, los Ministerios de Obras Públicas y Urbanismo, Educación y Ciencia, el Banco de España y la Confederación Española de Cajas Benéficas de Ahorro.Los locales de la Fundación están perfectamente equipados para albergar al equipo técnico interprofesional (cuatro arquitectos, tres aparejadores, varios delineantes, un maquetista, un antropólogo, becarios, personal auxiliar), que continúa desarrollando las teorías y los trabajos arquitectónicos del inventor de¡ ya muy conocido en el ámbito internacional módulo Ele, de Rafael Leoz.
La Fundación aborda el problema de la arquitectura en general a partir del replanteamiento de espacio arquitectónico, que se basa principalmente en la investigación pura y en la investigación aplicada. «La Fundación es rica en ideas -dice Carmen Ayuso-, en capital cultural y en prestigio; pero ha llegado el momento de aplicar con intensidad lo que aquí se investiga. Al intentar esta aplicación nos encontramos con serias dificultades, debido a la escasez de recursos económicos (las subvenciones son insuficientes e incluso se ha dicho que las van a retirar, lo que terminaría con la Fundación) y a que la Fundación, dado su carácter benéfico-docente, rechaza los proyectos que no son ejemplares o que no tengan nada que ver con la arquitectura social.»
Las mismas o mayores dificultades que en vida encontró Rafael Leoz para realizar sus ideas arquitectónicas y sociales encuentra ahora la Fundación. Durante los catorce años en los que Rafael Leoz se dedicó a la arquitectura, tras descubrir el módulo Ele, tan sólo realizó dos obras de cierta consideración: la embajada de España en Brasilia y un conjunto de 218 viviendas sociales en Torrejón de Ardoz. Rafael Leoz se encontró sistemáticamente con la oposición de algunos arquitectos y, sobre todo, de la industria de materiales de la construcción, que no se decidieron a poner la construcción industrializada al servicio de la arquitectura social.
La Fundación no ha tenido hasta ahora mayores éxitos aplicados que su fundador. En el campo de la investigación pura la Fundación está desarrollando varios programas inéditos en topología, conjuntamente con el departamento de ordenadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En la investigación aplicada se continúa con el estudio y realización de proyectos sobre tres temas básicos: vivienda, educación y salud.
La Fundación está en contacto con la industria -sobre todo, con fabricantes de materiales de construcción y de la madera- a fin de poder aprovechar la industria ya instalada, que se apoya fundamentalmente en la tecnología del hormigón, no sólo para la construcción tradicional, sino también para los cambios provenientes de distintas tecnologías. En el terreno aplicado, la Fundación está trabajando en la construcción de cinco escuelas industrializadas experimentales para el Ministerio de Educación y Ciencia en la provincia de Cádiz. Por otra parte, en el sector de la salud se ha encargado el estudio de un sistema de diseño y construcción que permita enfocar industrialmente la realización de la arquitectura hospitalaria de acuerdo con las directrices de la Organización Mundial de la Salud.
La obra de Rafael Leoz, especialmente sus aportaciones sobre el módulo Ele, fue conocida en el extranjero fundamentalmente a través de su libro Redes y ritmos espaciales. «Es una pena -dice la viuda de Leoz- que no podamos proporcionar ejemplares del mismo, porque se ha agotado y no hay dinero para una segunda edición, a tantos y tantos arquitectos que nos lo piden. Como anécdota, puedo decir que acabo de regresar de México y he visto cómo en la Universidad de Aguascalientes circulan entre profesores y alumnos de arquitectura fotocopias de ese libro.»
La Fundación ha preparado otro libro, Arquitectura molecular hiperpoliédrica, que recoge algunas teorías inacabadas de Rafael Leoz y desarrolla otros puntos de las anteriores.
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