Batista i Roca dirigió organizaciones militares secretas en los años treinta

Fuentes nacionalistas catalanas se refirieron a la presunta implicación de José María Batista i Roca en la constitución de los grupos armados desarticulados recientemente, de forma sólo parcial, por la policía, como «algo que conjugaría con su anterior trayectoria». Esta afirmación contrasta con criterios sostenidos por medios de información barceloneses, y en concreto por un editorial del periódico Avui, que defendía a Batista y analizaba muy críticamente la implicación en la lucha armada. «Los pueblos de aguantan -afirmaba- muchas veces por el ejemplo de sus figuras. Atacar de entrada a su honor es atacar el patrimonio de todos. Batista i Roca indudablemente lo es (sic).»

En un trabajo recientemente publicado por la prestigiosa revista catalana Reçerques, de carácter progresista, se afirma, refiriéndose al período republicano, que «la visión estratégica tanto de Batista (Roca), como de (Daniel) Cardona en cuanto a la independencia nacional de Cataluña era fundamentalmente militar».El mismo trabajo, obra del historiador Enrique Ucelay da Cal, se documenta la existencia, siempre en los años treinta, de un grupo secreto denominado Ormica (Organización Militar Catalana) «llevado directamente por Batista i Roca». A lo que se agrega que a la organización juvenil catalana en la que entonces desarrollaba su actividad Batista era concebida por éste «como una organización para la preparación de élites, la flor de las cuales podría ser entrenada como oficiales para un ejército catalán». Precisando a continuación,«La idea de un movimiento deportivo nacionalista, con clubs de tiro en su centro, que se convirtiera en momento de crisis en un ejército de liberación nacional, fue recibida sin entusiasmo por las izquierdas.»

El mismo trabajo, que califica a Batista de «intensamente católico y anglófilo», le vincula directamente a otra organización ultrasecreta e independentista denominada «Organización 1.640», existente también en los años treinta.

Como dato capital destaca que desde aquellos años y hasta el momento de su muerte, el pasado año, Batista i Roca jamás mantuvo planteamientos autocríticos respecto a su trayectoria anterior, sino que, por el contrario, debe reconocerse que permanecieron invariables sus sentimientos favorables a la independencia total de Cataluña -o mejor dicho, de los «Países Catalanes»-, de plena admiración por Gran Bretaña, de coincidencia con el catolicismo tradicional, mientras que, en ningún momento, Batista reconsideró los planteamientos que se han detallado respecto a su actividad en los años treinta. Actividad que, por otro lado, es plenamente conocida en los medios catalanistas, por lo que ciertas actitudes de radical sorpresa o completa incredulidad aparecen como incomprensibles, al tiempo que pueden desvirtuar la trayectoria real de Batista i Roca.

Mientras no haya juicio, nada puede darse por acreditado de forma definitiva, con relación a las recientes inculpaciones. Pero lo cierto es que las acusaciones formuladas contra los detenidos no aparecen como necesariamente contradictorias con los planteamientos sostenidos en un pasado, al que no se renunció por organizaciones clandestinas históricamente vinculadas a Batista.

Otro dato concreto que produjo injustificada sorpresa con relación a las recientes detenciones fue el hecho que un grupo creado en 1976 hubiese desarrollado, afortunadamente, tan poca actividad violenta.