Extraño comportamiento del mercado.
La incertidumbre y la falta de orientación concretas han sido las características comunes a las cuatro sesiones de la pasada tanda semanal.La jornada de apertura del ciclo ya dio claros síntomas de falta de una tendencia definida, cuando en los primeros corros surgía un abundante papel, que hacía retroceder el dinero existente para antes de terminar la reunión volver a resurgir y quedar un cierre con mayoría de expectativas compradoras.
El miércoles, nuevo bandazo, y tras unos comienzos esperanzadores, después de hora era el papel quien definía la situación de buena parte del mercado.
La siguiente sesión acusaba la presencia del papel antes descrito, se comenzaba a operar con mayor pesadez y el único dinero decidido que aparecía en los corros era el de origen extranjero, cuyos saldos, no obstante, resultaban bastante más exiguos que en jornadas precedentes.
Fue en la sesión de cierre semanal donde los deméritos se extendieron a la práctica totalidad de los grupos, el papel presionaba con prudencia y las órdenes compradoras brillaban por su ausencia.
El peor ambiente tuvo su reflejo inmediato en una corrección de las cotizaciones a la baja de los valores punteros del mercado, que perdían buena parte de lo ganado en la semana anterior. Volviendo al tema de la inversión extranjera, diremos que si bien han remitido en cuanto al volumen de sus saldos, no ha sido así en lo referente al número de órdenes llegadas, que se mantenían en unos niveles aceptables, mostrándose más selectiva y fijando su atención sobre valores concretos, como sería, por ejemplo, La Unión y el Fénix, que ha experimentado a lo largo de la semana una revalorización próxima al 17%.
Mal momento parecen atravesar Finanzauto y Fiser, muy presionados por el papel a lo largo de toda la semana, y a pesar de los retrocesos y apoyos de los que eran objeto, no conseguían absorberlo.
Aprovechando la escasa actividad observada el viernes, algunos grupos realizaban operaciones de limpieza del mercado, como era el caso de las carteras del Banesto, que cotizaban y atendían la totalidad de la oferta existente.
El cierre presentaba claros signos de debilidad, la demanda permanecía contraída y la oferta continuaba intentando realizar, aunque en general sin demasiado éxito.
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