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ELECCIONES MUNICIPALES / MADRID

José Luis Alvarez: "Se me ha acusado de electoralismo por hacer bien las cosas"

Cuando José Luis Alvarez tomó posesión, en febrero del pasado año, como último alcalde digital de Madrid, descontada la actual interinidad de Luis María Huete, se fijó como objetivo hacer de la capital de España una ciudad para vivir. Obviamente no lo consiguió, porque en diez meses no es posible. Sin embargo, frente a actuaciones municipales desafortunadas, como en el tema de La Vaguada del barrio del Pilar, el equipo Alvarez, que ha sido objeto de numerosas críticas desde todos los frentes, tiene en su haber dos hitos importantes y decisivos para el futuro de Madrid: el Plan Especial y el anillo verde. En estas y otras cosas se basará el marketing de Alvarez en la campaña. Actualmente es diputado de UCD por Madrid, para lo cual tuvo que dimitir de la alcaldía el pasado 6 de enero.

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José Luis Alvarez Alvarez nació en el madrileño barrio de Chamberí, aunque ahora sea vecino del parque del Conde de Orgaz y tenga una notaría en la calle de Ortega y Gasset. Cumplirá 49 años precisamente el día siguiente a las elecciones, y espera que éstas le traigan como regalo de cumpleaños la alcaldía, esta vez, por la vía de las urnas.La carrera política de José Luis Alvarez es larga y vasta. Fue fundador de los Tácito a principios de los años setenta. Pieza fundamental para la constitución de Fedisa (en la que estaban Fraga, Areilza, Cabanillas y otros), con su esfuerzo se constituyó el Partido Popular, que luego se desintegró en UCD. Fue el principal promotor de esta coalición y llevó personalmente la campaña en las anteriores elecciones generales.

Sin embargo, hasta su llegada a la alcaldía, José Luis Alvarez no había ocupado puesto político alguno. Explicación por la que sólo era conocido por un 15% o un 20% de madrileños cuando se sentó en la poltrona municipal, según dato de UCD. En la actualidad conocen su nombre la gran mayoría de los madrileños.

Reconoce sinceramente que se ha beneficiado políticamente de su cargo como alcalde, lo que en todas las sociedades democráticas es permisible en política. Pese a que ha gozado de buena imagen, su gestión municipal ha sido criticada severamente desde todas las posiciones, las más de las cuales le achacaban que se estaba preparando las municipales desde dentro, desde la Casa de la Villa.

Desde su oficina electoral de la calle de Casado del Alisal, junto a los Jerónimos, Alvarez afirma que las críticas le vinieron porque tenía abiertos varios frentes. El político, «porque se me acusaba de electoralismo, y digo yo que sería porque hacía bien las cosas», el de las asociaciones de vecinos, «que ahora se ha demostrado, con las listas en la mano, que estaban dominadas por el PCE», y el de la prensa, «porque muchos periodistas siguen atacando al alcalde, en un reflejo anterior, cuando sólo se podía criticar al alcalde».

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Frente a las críticas y algunas penosas intervenciones, como en el caso de La Vaguada, el equipo Alvarez tiene bastantes realizaciones en que basar su campaña. Entre otras, dos decisivas para el futuro de Madrid: el Plan Especial, que protege los edificios de valor histórico-artístico y ambiental y anula la especulación en el casco urbano, y el anillo verde, que dotará a Madrid (que cuenta con una extensión de 60.000 hectáreas) de 23.000 hectáreas de zonas verdes, incluido el monte de El Pardo y la Casa de Campo.

Otras, simbólicas. Como haber devuelto al pueblo de Madrid la estatua de Chillida, Lugar de encuentros o Sirena varada, la cual, al paso de los meses, ha demostrado la estrechez mental de los tres alcaldes anteriores, porque el paso elevado de Eduardo Dato-Juan Bravo no se ha caído.

Tiene otras realizaciones importantes, como el Plan de Saneamiento Integral de Madrid y el Plan de Accesos a la ciudad, si bien heredadas del alcalde anterior, De Arespacochaga, que las dejó sin terminar. A la hora de hacer Alvarez, personalmente, un balance de lo que no ha hecho, sólo encuentra una cosa en falta: no ha solucionado el problema de la vivienda en Madrid. Pero, dice, no es competencia municipal, ya que el dinero lo tiene el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. Nada más echa en falta. Desde un punto de vista objetivo se puede decir que la gestión de Alvarez ha sido razonable. «Y todo lo que hemos hecho -finaliza- fue a costa de un ridículo presupuesto de 30.000 millones de pesetas. La mitad que el de Barcelona, la décima parte que el de París y la cuadragésima parte que el de Berlín.»

A segura poseer la mejor candidatura de cuantas se han presentado, y cree también que de los números uno él sería el mejor alcalde. Le molesta que le clasifiquen políticamente como democristiano. «No soy democristiano, soy cristiano y demócrata. No soy un liberal, desde un punto político, pero tampoco soy un conservador. Mi política municipal podría parangonarse perfectamente con la gestión de ciudades alemanas regidas por alcaldes socialdemócratas, como Hamburgo, Francfort o Munich.»

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