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Ferrari se suma a la lucha por el título mundial

La tercera carrera del Campeonato del Mundo de fórmula 1, disputada el pasado sábado en el rapidísimo circuito de Kyalami, cerca de Johannesburgo, en Suráfrica, en la que los nuevos Ferrari lograron un importante doblete el día de su debut, ha puesto de manifiesto, sobre todo, que ya nada puede considerarse como sorprendente en una competición, donde todo lo es.

En efecto, las diferentes posibilidades apuntadas en EL PAIS del pasado jueves, se cumplieron en entrenamientos y en la carrera. Quedó dicho que había que contar en esta ocasión con el Renault -posteriormente el más rápido en los entrenamientos-; con los nuevos Ferrari T-4 -segundo y tercero en la parrilla de salida y primeros en carrera-, con los Tyrrell. y los Brabham, y así ocurrió. Cabía esperarlo. En un circuito como el de Kyalami, situado a más de 1.600 metros de altura sobre el nivel del mar, los motores sobrealimentados por un turbocompresor tienen una ventaja suplementaria sobre los de alimentación normal por aspiración. A dicha altitud, la presión atmosférica hace que la alimentación sea mucho más pobre, y el rendimiento, por tanto, baje al menos en un 20%. Si a esto añadimos la larga recta del circuito surafricano y las curvas rapidísimas que componen el trazado, en muchas de las cuales los pilotos tienen que trazar a más de doscientos kilómetros por hora, el problema clásico del turbocompresor, que consiste en una lenta respuesta a la solicitud por parte del piloto, casi no se produce. En Kyalami, el acelerador permanece casi constantemente a fondo, por lo que la lentitud de la respuesta al acelerar o desacelerar tiene escasa influencia.De ahí, por tanto, el buen papel del Renault-turbo en los entrenamientos, cosa que se encargó de realizar el francés Jabouille de forma magistral, rebajando, además, el récord oficioso en tres segundos. Luego, en carrera, algunos problemas con la bomba de gasolina, obligaron al francés a un abandono prematuro, aunque siempre le habría sido harto difícil mantener el éxito inicial a lo largo de toda la carrera, dada la fragilidad que hasta ahora ha demostrado este motor.

Por lo que se refiere a los Ferrari, hay que decir que su sorprendente éxito no ha sido tal. Los datos sobre los ensayos particulares que habían realizado Scheckter y Vílleneuve con los nuevos monoplazas T-4 en la pista particular de Ferrari, en Italia, casi aseguraban un buen resultado.

A esto hay que añadir el constante progreso que están experimentando los Tyrrell, que, pese a ello, sin encontrar un patrocinador que les apoye económicamente, por lo que los coches azules sólo llevan el anuncio del constructor, el buen resultado de Jarier, tercero en la carrera de Kyalami, es un justo premio a esta labor. Y lo mismo podría decirse de los Brabhani, con Lauda y Piquet, en el sexto y séptimo lugar al final de la carrera, aunque Lauda había realizado el cuarto mejor tiempo en los entrenamientos oficiales. Todo ello es el fruto de los intensos trabajos de adaptación y puesta a punto que se han efectuado.

Si no fuera ya suficiente, conviene añadir dos puntos más. Por un lado, que pese al nuevo diseño de la suspensión trasera por parte de los Lotus, para adaptarse a las nuevas dimensiones de las ruedas posteriores -una pulgada mayores de diámetro- el haber tenido que realizar el diseño en tan corto espacio de tiempo ha servido para volver a poner en evidencia que el modelo actual, el 79, ya es impotente frente a los Ligier, Ferrarl y algunos más. La esperanza de Colin Chapman está cifrada en el nuevo modelo, el 80, que casi con toda seguridad hará debutar en España. Pero como no comience con tan buen pie como lo han hecho los Ligier o los Ferrari, que han logrado la victoria en su primera aparición, y tal como está el nuevo sistema de puntuación, será muy difícil que Andretti pueda revalidar su título de campeón.

Finalmente, es preciso reseñar que es la primera carrera de esta temporada en la que Michelin ha logrado ganar la batalla particular de los neumáticos a Good-Year. Los técnicos de la marca francesa llegaron con mucha antelación a Kyalami, mientras que sus rivales americanos lo hicieron en el último momento. Los muchos ensayos realizados en la pista surafricana han servido para lograr una victoria con doblete, después de haber ocupado los tres primeros puestos en los entrenamientos oficiales. Y eso que éstos se hicieron sobre pista seca y la carrera fue sobre mojado.

Por todo lo visto anteriormente, puede desprenderse, por un lado, que los Ligier no son imbatibles, y, por otro, que hoy día cualquiera puede ganar en fórmula 1, tal es la igualdad entre hombres y máquinas. La próxima carrera, a disputarse en el circuito americano de Long Beach, totalmente opuesto al de Kyalami, servirá para medir un poco más las posibilidades de cara a la gira europea que comienza en España el próximo 29 de abril

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