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gente

H. Klinger,

presidente de la Federación de Estudiantes Austríacos, defiende la tesis de que el Estado debería premiar la fidelidad conyugal como parte de su política familiar, «pues el matrimonio es el último refugio de la carrera hacia la rentabilidad de nuestra sociedad y evita el aislamiento individual». En la actualidad el Estado austríaco premia con unas 85.000 pesetas a las parejas que se deciden a contraer matrimonio, y con 70.000 pesetas cada hijo que se tiene.

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