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Elecciones 1979

Felipe González: "El 1 de marzo hay que elegir entre la derecha y la izquierda"

Durante sus mítines del pasado fin de semana, el secretario general del PSOE llevó la contienda electoral a un nuevo terreno: lo que se juega el 1 de marzo es «si continúa gobernando la derecha o si comienza a gobernar la izquierda». Esta afirmación fue complementada con una petición de voto a los partidos de izquierda, en general, y un ofrecimiento al presidente Suárez para «hablar hasta de marxismo, si quiere», en el debate televisado pedido y aún no concedido. «Creo que no va a acceder», dice Felipe González.

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Gómez Llorente

A lo largo del fin de semana, el líder del PSOE dio mítines en Cuenca, Albacete, Valladolid, Tarragona, Málaga y Zaragoza. Todos ellos fueron charlas políticas salpicadas de pedagogía ciudadana y algunos rasgos de humor, destinados a debilitar a UCD de cara al 1 de marzo. Felipe González ironizó sobre Suárez porque «no se atreve» a medirse con él en TVE; acusó a UCD de no haber utilizado todo el presupuesto del año pasado en cosas tan necesarias como las viviendas, la educación, las obras públicas o el seguro de paro, y añade que las elecciones municipales se han retrasado casi dos años porque UCD teme quedarse sin su red de caciques en el momento en que se celebren.Felipe González llegó tarde a cada uno de los mítines antes citados, unas veces porque no había margen suficiente para hacer en coche los trayectos previstos -a medias de 120 por hora- y otras porque compartía el avión con Santiago Carrillo, y el aparato no daba abasto. Candidatos locales se ocuparon. en cada caso. de alargar el prólogo hasta la aparición de la cabeza del socialismo, ahora levemente plateada por algunas canas que algunos aseguran se ha pintado, mientras otros consideran normales en un hombre de treinta y seis años. La uve de la victoria en la mano derecha y el puño cerrado en la izquierda se mantienen igual que en la anterior campaña. también son izuales los trajes de pana. aderezados con un jersey y una bufanda para combatir el frío de este invierno. La principal diferencia respecto al 15 de junio es que ahora le acompaña más su mujer, Carmen Romero, junto con la permanente presencia de dos inspectores de policía.

El secretario general del PSOE lleva cerca de sesenta mítines. El pasado fin de semana tuvo auditorios numerosos, con excepción de Cuenca, donde el local -un simple cine- parecía una isla en medio de un mar de indiferencia. Horas más tarde, la «alternativa de poder» hablaba desde un tractor en el estadio municipal de Albacete, bajo un frío de justicia-, era ya de noche cuando el líder socialista y sus acompañantes eran atendidos por el oficial de -uardia de la base aérea de Los Llanos, en espera del avión que les conduciría a Valladolid. Y al día siguiente, a Tarragona. y de allí a Málaga, para finatizar la jornada laboral en Zaragoza.

Durante el fin de semana se repitió en varios lugares el grito de «Felipe, presidente». En casi todos ellos, el secretario general del PSOE habló como si estuviera en situación de conceder y otorgar; daba la impresión, por ejemplo, de que ya está seleccionando mínistros de UCD a los que dejaría en su casa si tuviera que hacer coalición -Martín Villa, Abril Martorell, Pío Cabanillas-, mientras pedía respeto para Fernández Ordóñez y advertía a García Díez que no siga diciendo «tonterías». si no quiere poner en peligro su futuro político.

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En cuanto al presidente Suárez las críticas están en función de su liderazgo de UCD; por ejemplo, el domingo, en Zaragoza, recomendó a sus partidarios que no molestaran al presidente durante su visita a la ciudad, prevista para el lunes. Como el viaje fue suspendido, no ha sido posible medir la eficacia de la recomendación del señor González.

La arrogancia de que hace gala el secretario general del PSOE no impide admitir la posibilidad de perder las elecciones; y si esto ocurre -dice-, «no pediremos otra elecciones en cuatro años. Si per demos, nos aguantaremos; no quiero que este país se convierta en una Italia desgarrada por crisis de Gobierno cada año.»

"Dossier" sobre el pacto de la Moncloa

Las principales armas electorales de Felipe González contra UCD son tres; el Gobierno ha retrasado deliberadamente la democratización de los ayuntamientos, y cuando por fin convoca elecciones municipales, coloca antes las generales, para salir mejor librados con el arrastre de votos; UCD no ha cumplido los pactos de la Moncloa, y Suárez «usa y abusa» de la televisión.

Al secretario general del PSOE no le parece mal que el señor Martín Villa reparta créditos entre los ayuntamientos; «si sanean un poco las finanzas municipales, mejor; pero exigimos que dejen en los ayuntamientos los libros de contabilidad cuando se vayan, porque los ciudadanos tienen derecho a ver cómo se ha utilizado su dinero durante todos estos años».

En cuanto a los pactos de la Moncloa, las acusaciones de Felipe González son las siguientes: el ministro de Obras Públicas y iirbanismo ha permitido que le sobren 24.000 millones de pesetas de presupuesto, en un país donde. faltan tres millones de viviendas dignas; el de Educación no ha utilizado los 40.000 millones previstos para construir 700.000 puestos escolares; el de Economía reconoce que el gasto público ha crecido un 22%, en vez de un 30%, cuando ese dinero era necesario para obras que generen puestos de trabajo; y el Gobierno ha dicho que no va a gastar 60.000 millones acordados para incremento del seguro de paro, cuando hay cerca de medio millón de trabajadores desempleados que no cobran seguro.

De todas maneras, si el PSOE gana las elecciones, aquí no van a pasar demasiadas cosas. «Cuidado con los impacientes -dijo varias veces-. El 1 de marzo daremos un paso; el 3 de abril daremos otro paso; y, después, todo el mundo tendrá que arrimar el hombro en un esfuerzo solidario, porque no basta con el voto para solucionar todos los problemas en cuatro días.»

Tres mítines diarios son otras tantas tribunas desde las que se puede atacar a UCD, enfadarse con Carrillo porque critica dema siado a los socialistas, pedir apoyo para las fuerzas policiales -«ellos también son hijos del pueblo, aunque hay algunos mandos que no van a estar nunca con el pueblo y, por tanto. tampoco el pueblo va a estar con ellos»- y comprobar hasta qué punto el electorado so cialista permanece fiel al partido.

Después de constatar que todo está en orden y que la gente responde. Felipe González pone énfasis para decir: «UCD va a perder. primero, las elecciones generales, y después, las municipales» También le preocupa el PCE: «Yo no voy, a atacar durante la campana a quienes lucharon contra Franco, pero el 2 de marzo ya hablaremos».

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