El partido como empresa
«( ... ) Un partido no vivirá largo tiempo en el mercado político si no se organiza y no trabaja como una empresa de servicios. El servicio que ofrece un partido al pueblo es un modo de entender y de administrar la cosa pública. He ahí el "producto" que el partido elabora: su idea. Lo primero que ha de hacer es definirlo y justificarlo en vista de las realidades que ha estudiado en los defectos, virtudes y necesidades de la cosa pública. Surge ya el departamento técnico del partido-empresa, su laboratorio, el punto de congregación de pensadores, ideólogos, filósofos; la caja de recluta de especialistas de todas clases y de primer orden, necesariamente; la fábrica de servidores enterados, de patriotas competentes, la escuela ideológica para los directores de la política y la cantera, en suma, de administradores convencidos.En segundo lugar, el partido debe distribuir y colocar su idea. Para esto no basta la propaganda. Suele creer la derecha, o la contrarrevolución, que "basta con la prensa" y la televisión; y que lo bueno o lo malo que le pase lo explica una prensa favorable o desfavorable. Por supuesto, libros, folletos, periódicos, películas y toda la cultura en general tienen influencia imposible de exagerar. Pero no bastan. Estamos hablando ya del departamento de expansión del partido-empresa, que, además de dirigir las comunicaciones, ha de organizar los equipos de venta y promoción, los centros mayoristas y minoristas, los círculos promotores de la idea: generadores locales de gente convencida que divulgue y contagie esa idea. ( ... )
El partido-empresa necesita, además, un patrimonio bien administrado, porque ha de funcionar siempre, no sólo cuando hay elecciones. He aquí el departamento del Tesoro. )»
10 febrero
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