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Elecciones 1979

UCD y PSOE centran sus campañas en la imagen de sus líderes

A diferencia de las elecciones generales de 1977, a las que concurrieron los partidos políticos todavía sin una personalidad definida y muchos de ellos recién salidos de las catacumbas, las ideas-clave que constituyen el eje de la campaña de las elecciones de 1 de marzo de 1979 son en general más definidas, de contenido más concreto y preciso, a la vez que reflejan en mayor medida la opción ideológica y política de las coaliciones y partidos que compiten en la batalla electoral.Las dos opciones electoralmente mayoritarias, Unión de Centro Democrático (UCD) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se presentan, sin embages ni rodeos, como alternativa de poder; UCD, porque ya lo ha sido de hecho durante cerca de dos años y considera que no hay motivos para dejar de serlo en los próximos años, y el PSOE, porque juzga que tiene todo lo necesario para suplantar ya con ventaja a UCD en la dirección de la política nacional.

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En las elecciones de 1977 el PSOE puso todo el énfasis en identificar libertad con socialismo ante un electorado ansioso de la primera y en gran parte todavía temeroso del segundo, después de tantos años de manipulación franquista de ambos términos. UCD, por su parte, insistió en aquellas elecciones en la idea de democracia, presentándose como la vía segura para conseguirla tras los cuarenta años de dictadura.

En la campaña electoral actual, estas ideas-clave genéricas han desaparecido para dar paso a una clara y precisa opción de Gobierno. UCD echa mano de lo que ha hecho en estos dos últimos años para dejar claro ante el elector que su Gobierno futuro está avalado por lo ya realizado en los años de transición. «Dicho y hecho. UCD cumple», dice el principal de sus eslóganes publicitarios. Y entre lo prometido y después realizado UCD señala en su propaganda electoral como principal logro la Constitución. Un logro, por otra parte, que UCD presenta como punto de partida para la construcción del futuro y para la vida de mañana, que hay que afrontar «con garantías sin dejarnos sorprender por aventuras». Contra el aventurismo político el partido en el Gobierno utiliza con decisión la imagen personal de su máximo líder, Adolfo Suárez, que aparece en los carteles publicitarios con gesto enérgico, mirada firme y en posición del que sabe y tiene experiencia en el arte de mandar.

«Gobierno firme» socialista

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El culto a la imagen del líder también es cultivado en igual medida que UCD por su alternativa política: el PSOE. Un Felipe González encorbatado, pulcro, atildado, de gesto serio y a la vez sereno, se asoma a las vallas publicitarias del PSOE, en las que la idea-clave que se presenta a los posibles electores es la de «Un Gobierno firme». Idea-clave que no queda en la pura abstracción, sino que se la relaciona con los problemas más graves que aquejan actualmente a la sociedad española. Un Gobierno firme, sí, pero «para vencer al paro», «para un país más seguro», «para crear las bases de una sociedad más justa», precisan los eslóganes electorales del PSOE.

Este partido no dejará de atacar en la campaña electoral a UCD, lo mismo que este último no dejará de atacarle a él, aunque ambos con moderación, como corresponde a dos opciones políticas que se consideran perfectamente definidas, ideológicamente autosuficientes, pero que pueden verse obligadas a gobernar en coalición después del 1 de marzo.

Lo mismo que el partido en el Gobierno se atribuye una parte importante en el éxito de la Constitución, el PSOE, a pesar de no haber estado en el poder, también quiere que se le reconozca públicamente una parte del éxito obtenido en el período recorrido desde las elecciones anteriores. «El objetivo básico socialista para esta etapa -expuesto públicamente en las elecciones del 15 de junio de 1977- de que las primeras Cortes democráticas fueran constituyentes se ha cumplido plenamente», se dice en el programa electoral presentado para las elecciones del 1 de marzo. En este mismo programa no deja de recordarse tampoco que los socialistas han presentado en las anteriores Cortes «más proposiciones de ley que todos los demás grupos parlamentarios juntos».

Imagen "eurocomunista"

El Partido Comunista de España (PCE) intenta en esta campaña electoral reforzar su imagen eurocomunista de partido serio, que, aunque todavía electoralmente débil, aporta «soluciones realistas a los problemas concretos que aquejan a la sociedad española, y con el que habrá que contar si se quiere solucionar estos últimos, según se desprende de su propaganda. Respecto a junio de 1977, la diferencia esencial es que aquella campaña fue eminentemente defensiva: perseguía sobre todo que la sociedad española admitiese a un partido recién salido de las catacumbas y con una imagen machacada por cuarenta años de propaganda adversa. En aquella ocasión, recién surgido el partido a la legalidad, la propaganda electoral comunista se centró en dos ideas-clave de carácter genérico; democracia, al igual que UCD, y socialismo en libertad, en eslogan muy parecido al utilizado por el PSOE.

En la campaña actual el PCE trata de que se juzgue al partido por lo que ha hecho en los dos años de legalidad a favor de la consolidación de la democracia; los comunistas ya no tratan de demostrar que el PCE no es algo así como el demonio, sino un partido que trabaja por la consolidación y desarrollo de la democracia, por la solución de los problemas concretos del pueblo (terrorismo, paro, subida de los precios), y siempre dejando claro ante los electores que sus votos son los que mandan.

«Pon tu voto a trabajar. Vota PCE», es el eslogan principal de este partido en la campaña electoral, lejos de las palabras altisonantes y abstractas, el PCE parece intentar con ello combatir la apatía y la desilusión, y en su propaganda ofrece soluciones y trata de demostrar que existen en el país fuerzas y soluciones para salir de la crisis. En esta línea sus otros eslóganes hablan de «La democracia, para quien la trabaja», « Desarma con tu voto al terrorismo» y «Mete la democracia en la cesta de la compra».

A diferencia de UCD y del PSOE, el PCE hará uso moderado de la imagen de sus líderes. Santiago Carrillo aparece sonriente y a la vez circunspecto en algunos carteles publicitarios, mientras que Ramón Tamames, más como alcaldable que como candidato al Congreso, aparece en otros carteles, con Madrid al fondo, con aires de ejecutivo.

CD y UN

Si el PCE hace uso moderado de la imagen de sus líderes, la Coalición Democrática (CD), formación electoral nacida al calor de estas elecciones, no hace ningún uso de ella en su propaganda electoral. La coalición de Fraga, Areilza y Osorio basa las ideas-clave de su campaña, más que en su propia ideología, en una referencia constante a UCD, sin olvidar, por su derecha, a la Unión Nacional. «Ahora, Coalición Democrática, porque las cosas no están centradas», reza su principal eslogan. Coalición Democrática juega también con la idea de centro, de un segundo centro más bien, que debe sustituir en el poder al otro centro (UCD), que en dos años de gobierno no ha sabido centrar bien las cosas.

Intentando morder en una parte del electorado potencial de la Coalición Democrática, la Unión Nacional de Blas Piñar y de Raimundo Fernández Cuesta retorna en esta campaña electoral la idea-clave de Alianza Popular en las elecciones de junio de 1977. «España, lo único importante», decía entonces el principal eslogan de la después desmembrada Alianza Popular de Fraga, Silva y Fernández de la Mora. «España, en tus manos», reza ahora dramáticamente el eslogan central de Unión Nacional.

A la izquierda del PCE, los principales grupos políticos juegan a la idea de una izquierda diferente y, a la vez, insisten en el contenido izquierdista de sus programas.

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