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Grotesca victoria del líder en Chamartín

La victoria del Real Madrid anoche sobre el Salamanca fue grotesca. El líder de la Liga -increíble, pero cierto- jugó peor que nunca en los últimos tiempos, pero ganó más holgadamente aún que en lamentables ocasiones anteriores. Quien no estuvo en el campo y vea el resultado de 3-1 puede pensar en un triunfo normal, pero no fue así. El Madrid, con muchas bajas en sus filas, hizo el ridículo en el 90% de las fases del juego y sólo la inoperancia y endeblez del rival le salvó de una verdadera catástrofe ante su público, que no llegó a dar crédito de lo que vio. El equipo blanco rizó el rizo del mal hacer y sólo logró el más difícil todavía gracias al oportunismo de Santillana y Juanito. La frase circense viene a cuento porque el partido tuvo más de circo que de fútbol, incluido el arbitraje.El Madrid no es que llegara a jugar bien hasta los veintidós minutos, momento en que se retiró Del Bosque con unas molestias, pero al menos había marcado un gol, precedido de un gran pase y, desde luego, no le había dado tiempo a hacer el ridículo. Incluso antes y después del tanto dos faltas cerca del área sacadas por Juanito habían puesto en evidencia ya a la defensa charra y a D'Alessandro. Pero, si ya previamente los contraataques salmantinos habían dejado entrever que el líder no tenía reflejos y se dejaba envolver por un equipo que venía sólo a contener, en cuanto se fue precisamente el salmantino Del Bosque el equipo blanco fue un completo desastre. Sólo iba a tener ya, como ocasiones de peligro, los dos goles más y un tiro alto de San José.

Al entrar Roberto Martínez como extremo, Jensen bajó definitivamente al centro del campo a emparejarse con Angel y éste perdió la gran ocasión de hacer el partido de su vida, ante un danés que de marcador centrocampista y ordenador por obligación sabe bien poco. Pero, aunque el Salamanca no sacó ventaja en esto, y tampoco excesiva -individualmente- en Enrique o Tomé, sobre García Hernández o Vitoria, le bastó que Amarillo tuviera fuerza y, pese a San José, canalizara ordenadamente el juego, para que al menos se viera un equipo en el campo. Su grave fallo fue que sólo con dos hombres en punta, Félix y Báez, primero, y Castronovo con Báez, después, su inoperancia fue total. Al margen ya de que no es un equipo de entidad y de que la sombra de Alves se paseó por Chamartín -¿qué hubiese sido del Madrid con el portugués en juego?-, volvió a sumarse el eterno miedo de los entrenadores que viven en la cuerda floja de un fútbol raquítico, sin riesgos. Mesones, con 1-0 ya en contra, y sin Del Bosque en el campo, no tuvo la valentía de sacar otro delantero -como Roberto- y sólo cambió a uno por otro dejando su ataque igual de desasistido. Como disculpa no le sirve que el Madrid es siempre peligroso, como se comprobó después, en dos solitarias oportunidades aprovechadas por Santillana -nuevamente- y Juanito, sino que estaba jugando mal y se le podía golear. En efecto, con más profundidad, el Salamanca -que tuvo ocasiones y tampoco las aprovechó- o un equipo «normal» hubiese ganado por un 3-6 como mínimo.

Pero el cuadro charro, que se limitó a mandar totalmente en el campo y a aprovecharse de los fallos tácticos y en las entregas del Madrid -sacó incluso ocho corners por cinco del rival-, no culminó ese dominio, y su gol lo tuvo que marcar un defensa. Ni siquiera con el hombre libre blanco, Wolf, también lesionado en la rodilla izquierda desde diez minutos antes del descanso. Realmente el caso del Madrid y sus lesionados vuelve a dar que pensar, pues la mayoría lo están por problemas musculares ¿cansancio por mala preparación, o porque la edad no perdona? Desde luego, lo que parece extraño es la endeblez de unos profesionales -y nos acordamos del fútbol inglés, alemán, etcétera- que no resisten partidos entre semana. El Las Palmas, que tuvo bastante menos suerte anoche, parece un dificil rival para la Copa el miércoles, pero que ayer se reservaran los Pirri, Benito, Guerini, incluso Del Bosque, resulta excesivo si los suplentes como Vitoria o García Hernández no dan la talla. Lo curioso es que si el mismo equipo -salvo Vitoria por Guerini- ganó el domingo pasado al Valencia, ya se explica la lamentable situación de Marcel Domingo y su equipo.

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