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Fórmula 1

Los Ligier pueden repetir el triunfo en el Gran Premio de Brasil

Pasado mañana, domingo, se disputa la segunda prueba puntuable para el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. El circuito de Interlagos, en Brasil, es el nuevo escenario donde el circo va a montar su carpa. En esta ocasión, los Ligier, coches franceses que parecen una réplica casi exacta de los Lotus, parten como favoritos, tras su sorprendente dominio en Argentina.

El Ligier es un equipo fruto del tesón del hombre que le ha dado su nombre, el francés Guy Ligier. Con un pasado marcadamente deportista, en el que se incluye un título nacional de vela y participación en la potentísima selección francesa de rugby, Guy Ligier se sintió un buen día envenenado por la velocidad y su particularísimo mundo. Nada más distante del rugby en éste no hay dinero por medio, apenas existe el profesionalismo, sólo alguna compensación, mientras que en el automovilismo se habla de millones de dólares con una facilidad pasmosa-, pero con tanto veneno como en él, Ligier fue absorbido de tal forma por el automovilismo como para hacer de esta su única dedicación.Con el tiempo, y siempre apoyándose en patrocinadores, técnicos y pilotos franceses, Guy Ligier fue sacando su equipo adelante y renovando los contratos, aunque los éxitos nunca fueron muchos ni muy continuos. Sí logró, al menos, algunas participaciones en Le Mans y, sobre todo, un espectacular triunfo en fórmula 1, en Suecia, en 1977, así como tres segundos puestos, cinco terceros y otras once veces en los que llegó a puntuar.

Pero de cara a esta temporada, el trío formado por Ligier, Matra y Laffite -impulsor del equipo, motor que equipaba el coche y piloto- se rompió por el segundo definitivamente. Ligier dejó de utilizar los grandes y pesados motores de doce cilindros franceses en sus coches, para pasarse a los de ocho cilindros Ford Cosworth. Con esto se exigía una remodelación en todo el chasis. Al mismo tiempo, el francés aprovechaba la oportunidad para incorporar a otro piloto más al equipo, a base de alinear no uno, sino dos vehículos. El lugar lo ocuparía el también francés Patrick Depailler, quien, aunque un año más joven que Laffite, tiene más experiencia en esta competición que su compañero. Además, la entrada de Depailler serviría como revulsivo para Laffite, y ambos tendrían que trabajar mucho para ganarse el puesto de primer piloto del equipo.

Por lo que respecta a la parte técnica, Guy Ligier se decidió por la solución más rápida y eficaz. Si el Lotus y la teoría Wing-car impuesta por Colin Chapman se habían mostrado, en la última temporada, muy superiores al resto, nada mejor que seguir los pasos dados por el británico. Y, para ir más rápidamente -algo cotizado en el mundo de la velocidad-, lo mejor era copiar. Fruto de esa copia nació el Ligier JS 11, auténtica sorpresa en Buenos Aires, en la primera carrera del mundial, disputada hace dos semanas.

Allí, Laffite y Depailler, los dos pilotos de Ligier, ocuparon las dos primeras posiciones en los entrenamientos, lejos del resto de sus rivales. Ambos salieron desde la primera fila de la parrilla en las dos salidas -recuérdese que la primera tuvo que ser anulada tras el múltiple accidente que se produjo en la primera curva, en el que no se vieron involucrados los Ligier por ir en cabeza-, y ambos dominaron la carrera hasta que una inoportuna avería en el motor del coche de Depailler -probablemente vapor-lock, producto del calor reinante-, obligó a éste a entrar en boxes y perder un segundo puesto para bajar hasta el cuarto.

Pese a la gran moral que tanto el equipo como Laffite habrán adquirido con la victoria argentina -Laffite no contó, hasta el último momento, con unas ruedas tan buenas como las de su companeros Depailler, o como Andretti, Lauda o Watson-, y al estímulo que esto habrá supuesto a Depailler, una repetición de este éxito en Brasil ya no será tan probable. Los demás equipos estarán ya más preparados, y Lotus, el gran derrotado, contará ya con los elementos adecuados al nuevo diámetro -una pulgada mayor- de las ruedas Good-Year para esta temporada. Incomprensiblemente, este pequeño aumento no había sido considerado por los técnicos de Chapman, que ahora cifran en él el discreto resultado de sus coches en Buenos Aires.

El circuito de Interlagos tiene 7.960 metros de longitud. El récord de la vuelta más rápida está en poder del francés Jean Pierre Jarier, quién, sobre un Shadow, rodó en 2'34"16, a una media de 185,894 kilómetros por hora. El récord sobre la distancia está en- posesión de Reutemann, sobre Ferrari, a un promedio de 181,720 kilómetros por hora. En la edición del pasado año, la victoria fue para Reutemann, sobre Ferrari, que se impuso a Fittipaldi y Lauda, aunque entonces la carrera se celebró en Río de Janeiro.

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