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Tráfico, contra la Iimitación de la velocidad

Alrededor de mil víctimas se producen anualmente por no respetar los conductores la señal de stop. Lo grave del caso es que, la mayoría de las veces, las infracciones se cometen en plena luz del día, en condiciones meteorológicas de perfecta visibilidad y en conductores con más de diez años de carnet. Eso ha movido a la Dirección General de Tráfico a iniciar una campaña que intente concienciar al automovilista de la gravedad del tema.

La conclusión, ante los datos estadísticos, es que, la gran mayoría de los conductores que se saltan una señal de stop, lo hacen con plena conciencia de lo que hacen. Es como si dichos conductores quisiesen adecuar una norma a su propia concepción de la misma, algo a lo que los españoles son especialmente dados en muchos otros órdenes de la vida. Pero, en este caso, la triste consecuencia es la de ese millar de víctimas que produce anualmente y que, en contra de lo que ocurre en otros países, en España va en aumento.

Porque, mientras en la totalidad de los países europeos el número de accidentes en cifras absolutas ha decrecido en los últimos años -salvo en Portugal, Yugoslavia y Grecia-, en España ha aumentado. Aunque el parque nacional de vehículos también ha experimentado un importante crecimiento en nuestro país y, en cifras relativas los accidentes en España si que han decrecido, en el resto de los países europeos también ha aumentado el número de vehículos y, en cambio, las cifras absolutas -mucho más, por tanto, las relativas- han de crecido.

Tomando el caso concreto de Japón, con un incremento del parque automovilístico muy semejante al nacional, allí las cifras absolutas se han reducido a un 50 % de las de hace cinco años.

Para la Dirección General de Tráfico, el problema de los accidentes reside, fundamentalmente, en un problema de educación. Pero la educación vial es muy difícil de exigir cuando la general tampoco está a la altura que debería. Por eso se va a acometer un plan educativo a nivel nacional desde las escuelas. La educación vial tiene que formar parte del conjunto de medidas de educación géneral que se imparten a los niños en las escuelas.

De cualquier forma, no por ello se va a reducir la actual política de represión a base de multas. Todo lo contrario. El director general, José María Fernández Cuevas, nombrado para el cargo hace tres meses, piensa actuar en esta materia con mano dura. «Que no por ello se me trate de fascista -ha dicho Fernández Cuevas- Pero, en el marco legal, la represión dura a los que transigen la ley está en consonancia con la mayor libertad.»

El caso es que, sólo en materia de multas de carretera, la Dirección General de Tráfico ingresa más de 2.000 millones de pesetas al año. Este dinero sirve para mantener las inversiones de Tráfico, «lo cual es lamentable», según el director general. «Con ello podría pensarse que, cuando Tráfico necesita dinero para sus inversiones, incrementa el número de multas, que es una aberración. Habría que pensarse en otro tipo de financiación totalmente independiente y que diera una mejor imagen.» Pero esa es una materia que compete al Ministerio de Hacienda y por ahora se duda mucho de que se vaya a cambiar.

El alcohol, grave problema

Ante el problema del alcohol en los automovilistas, José María Fernández Cuevas dice no contar con las facultades legales para reprimirlo. «Tráfico es consciente de la gran cantidad de automovilistas que conducen después de haber bebido mucho. También, que muchos accidentes se producen por esta razón. Pero no tenemos facultades legales para reprimirlo. Si un conductor se niega a ser sometido al alcoho-test no pasa absolutamente nada. Está en su derecho. Y así, es muy difícil de reprimirlo.» Sin embargo, está en estudio la realización de un Plan Nacional de Seguridad Vial, en el que se contemplará también el problema del alcoholismo en el conductor, que estará listo antes del,verano, para poder ser aplicado a partir del próximo año.

Porque hasta ahora la seguridad vial no sólo depende de Tráfico, sino también de Obras Públicas. La señalización en las carreteras compete a este último organismo y es evidente que en muchas ocasiones están mal colocadas. Unas veces, porque en su actual emplazamiento no son suficientemente visibles -en ocasiones por problemas absurdos, como estar detrás de árboles o matorrales que impiden su perfecta visión-. Otras, porque han quedado inadecuadas a los coches actuales al llevar mucho tiempo colocadas -una curva peligrosa para un coche de hace veinte años puede no serlo en absoluto para uno de hoy día- Y otras más, porque el criterio del ingeniero de Obras Públicas encargado de su control no es el que debería.

Tráfico, contrario a la limitación de la velocidad

Este desajuste, evidentemente, produce un cierto despiste en el conductor, que acaba por perder la credibilidad en las señales en general. Esta generalización entraña un peligro que, en ocasiones, se traduce posteriormente en accidentes. Tráfico pretende evitarlos asumiendo la responsabilidad única del control de la seguridad, lo que implicaría una revisión total de las actuales señales.

Por otra parte, el actual director general de Tráfico se muestra totalmente contrario a la actual limitación de velocidad. Al menos por lo que a Tráfico respecta. Pero la medida, aunque cuando se aplicó se dijo que era no sólo para reducir el consumo de gasolina, sino para disminuir el número de accidentes, es puramente energética. «La Dirección General de Tráfico es contraria a la actual limitación de velocidad. Pero también es consciente de que el incremento del precio del petróleo lo tiene que pagar alguien. Yo creo que la limitación será abolida en breve, pero la abolición tiene que solicitarla quien en principio pidió la limitación, que es el Ministerio de Industria. Nosotros intentaremos la supresión de la limitación, nuestra opinión es favorable a ello, pero hay que estudiar un nuevo sistema.»

Finalmente, dentro de las muchas innovaciones que pretende instaurar la actual Dirección. General de Tráfico, está la del examen de conducir. Actualmente, sólo en Madrid, alrededor de un millar de aspirantes al título de conductor se examinan a diario. Esto produce un defecto de vicio entre los examinandos, que se preparan exclusivamente para aprobar el examen y no para saber conducir. Al mismo tiempo, el tener que examinar a tanta gente al día hace que los examinadores no puedan prestar más que algunos minutos a los diferentes exámenes, con el lógico deterioro de la calidad de éstos.

«El sistema va a cambiar por completo. No queremos que el aspirante sepa aparcar un coche a una distancia determinada del bordillo. Lo que vamos a pretender es que sepa conducir, que es muy diferente.» Para ello, Tráfico va a cambiar totalmente el sistema actual de los exámenes de conducir antes del próximo verano.

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