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Severas condenas para contrabandistas soviéticos que compraban en Canarias

Cinco marineros soviéticos que aprovechaban las escalas de sus barcos pesqueros en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria para sacar rublos y comprar mercancía en las tiendas de la isla española, que luego revendían en la URSS, han sido condenados por un tribunal soviético a penas que oscilan entre los cuatro y ocho años de cárcel en régimen severo.Las autoridades llevaban algún tiempo detrás de esta pequeña pero efectiva organización, que fue desmantelada al detener en Taskent a Grigory Lissenko, cuando se dedicaba a la venta de pañuelos de seda. De cada uno hacía cuatro y, a lo largo del juicio, sé ha sabido que otro miembro del grupo consiguió introducir en la URSS, 3.000 pañuelos, que son muy apreciados en la Rusia asiática.

Pero no sólo de pañuelos vivían los avispados marineros. Tenían especial interés por los cassettes de fabricación japonesa para instalar .en los automóviles, calculadoras de bolsillo, y, cómo no, pantalones vaqueros. En total se valora que en pocos meses consiguieron un producto líquido de cerca de ocho millones de pesetas.

La financiación no corría a cargo de ninguna entidad especial. Ellos mismos sacaban del país los rublos, bien conservados en hermosas hogazas de pan y en embutidos. En un salchichón portaron ocho monedas de la época zarista, muy apreciadas por los numismáticos canarios.

Para el desembarco de su mercancia parece que ha quedado demostrada la complicidad de los servicios aduaneros soviéticos. Los marineros pertenecían a la empresa pesquera Atlántica, y el suceso ha sido ampliamente ventilado, en extensacrónica, porel órganode las centrales de exportación e importacíón Industria Soviética, que ayer publicó la crónica.

Obsesión por la seda

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La presencia de los rusos es peculiar en Canarias. Van siempre en grupos de cuatro o cinco, ataviados con un pantalón oscuro y unacamisa blanca. Nunca toman taxis.

Hacen a pie grandes trayectos y, se detienen en las tiendas para comprar, sobre todo, según recoge Diego Talavera, corresponsal de EL PAIS en Las Palmas, transistores, paraguas, alfombras, ropa interior y seda. Tienen una verdadera obsesión por la seda.

Los soviéticos como potenciales compradores no han pasado desapercibidos para el comerciante canario, en cuyas tiendas ya no sólo se anuncia que se habla inglés, sino que se informa que también se entiende ruso.

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