Nuevo paro total de los ferrocarriles británicos
Los efectos combinados de un nuevo paro total de los ferrocarriles, condiciones climatológicas especialmente adversas y la persistencia de la huelga de camioneros, mantienen bajo mínimos la actividad laboral en Gran Bretaña, y al rojo, su ambiente político. Los cuatro sindicatos que el lunes protagonizaron la jornada de protesta contra la política salarial del Gobierno, ordenando el paro de millón y medio de sus afiliados, han decidido ahora acciones selectivas de duración indefinida.
El gabinete ha vuelto a sobrevivir a una votación de urgencia sobre su control de la situación pedida por la oposición conservadora, pero su capacidad de respuesta está seriamente deteriorada. Algunos de sus miembros ya han reconocido públicamente que la política del 5% ha sido definitivamente arrumbada por la determinación sindical. Por añadidura, y según datos hechos públicos ayer, el número de desempleados ha aumentado en 90.000, llevando el total nuevamente a las proximidades del millón y medio.El primer ministro y su equipo se han reunido otra vez para evaluar los últimos datos de una situación que, según todos los indicios, va a peor.
El Gobierno, que ha abandonado por completo el triunfalismo con que afrontó inicialmente el desafío de los trabajadores, acusa a la oposición y a los empresarios de cultivar un peligroso alarmismo. Los medios informativos conservadores califican el actual movimiento huelguista como el mayor desde la huelga general de 1926, y en la Cámara de los Comunes se ha llegado a escuchar que los acontecimientos actuales son la antesala de la revolución. La Confederación de Empresarios, por su parte, previó un millón de parados este fin de semana corrio consecuencia de la huelga de camioneros. La cifra real no ha llegado a los 200.000.
Las conversaciones entre los camioneros y la patronal han entrado en punto muerto, al negarse ésta a aumentar los salarios por encima del 15 % ofrecido. La huelga, pues, continúa a pesar de que los piquetes del Sindicato de Transportistas han suavizado su acción en la mayor parte del país y permiten la carga de alimentos y productos esenciales. Numerosos puertos continúan semibloqueados.
Los maquinistas de ferrocarriles, que volvieron ayer a paralizar el país, amenazan con una nheva huelga mañana. Su acción, la tercera en una semana, y una gran nevada han provocado el caos circulatorio en Londres, donde centenares de miles de personas no han podido llegara sus lugares de trabajo. La dirección de British Rail no cede a la reivindicación del 10% de aumento por responsabilidad especial que Piden los 26.000 conductores.
También las basuras
Y cuando todavía no han pasado los efectos del día de aviso de los trabajadores manuales del sector público, en numerosas zonas del país las ambulancias sólo atienden las urgencias y Londres puede quedarse sin recogida de basuras toda la semana. Los cuatro grandes sindicatos, que reclaman para sus afiliados unos ingresos semanales mínimos de 8.500 pesetas, han decidido pasar a una segunda fase reivindicadora que incluye huelgas selectivas y continuadas; escuelas, hospitales, carreteras y aeropuertos van a seguir siendo los blancos del malestar laboral.El interrogante que pende sobre el escenario británico es si el proyectado acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos -que según el comité conjunto que los enlaza debería lograrse en un mes e incluir un compromiso con los empresarios para sustituir los topes salariales impuestos por la negociación colectiva a escala nacional- va a Regar, si llega, a tiempo de restaurar las posibilidades electorales del partido gobernante. El gran alcance que se pretende para esta alternativa del fallecido 5% -que incluiría también la aproximación de los ingresos de los trabajadores públicos a los del sector privado y un entendimiento global sobre precios e inversiones- hace temer a muchos por la viabilidad de su nacimiento.
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