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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cambios en los musicales de RNE

Dos de los mejores programas musicales de Radio Nacional de España, Para vosotros, jóvenes y Bailando en las calles, van a desaparecer, al menos en su actual configuración. Como dijo el nuevo director de la casa, Luis Angel de la Viuda, nada más tomar posesión de su cargo: «Más música y menos política».Tal vez el aforismo podría ser sustituido sin demasiado trabajo por el de «más mediocridad y menos molestias». Para vosotros jóvenes, era un programa que, revitalizado por Carlos Tena y su equipo, consiguió, a base de seriedad y un cierto rigor crítico, una de las más fieles audiencias de Radio Nacional. Bien es cierto que aquello era un nido de rojos que se permitía hacer bromas sobre Soljenitsin y otros personajes de actualidad en el país. De allí a que se redujera en una hora la duración del programa, se dispersara el equipo y, finalmente, se destituyera a Carlos Tena como director, sólo había un paso. Se hizo cargo del mismo Javier Macua, otro profesional del medio que siempre se había caracterizado por su honradez y al cual se pidió que hiciera un programa «joven y en el límite de lo conflictivo». Las abstracciones de la dirección de Radio Nacional permitieron el que durante unos meses el nuevo equipo de Para vosotros... realizara un trabajo ímprobo de información y tratamiento de temas polémicos que desde luego daban una idea más amplia de lo acostumbrado sobre los problemas de nuestra sociedad. Demasiado demasiado. Se vuelve a partir el programa, se vuelve a dispersar al equipo y, finalmente, Macua es relegado a un programa semanal de una hora. Será sustituido por programas diarios a cargo de los llamados comentaristas musicales de la casa, cuya labor, en la mayoría de los casos, es coger un disco, leer la carpeta y aseverar que es mejor o peor.

Bailando en las calles era, en principio, un Para vosotros... en tamaño reducido (una hora semanal) y más centrado en la conflictividad que rodea el mundo de la música. Juan Pablo Silvestre, su factotum, se trabajaba esa solitaria hora como si en ello le fuera la vida, pero las opiniones que en su programa vertían los diversos entrevistados que por allí pasaban debían herir, no ya los oídos de una audiencia que paga y a la que no se tiene la menor consideración, sino la de algún ejecutivo (tipo Villot) de esos que ordenan desconectar programas en plena emisión (case que le ocurrió a Manuel Lombac durante una entrevista a Claudina y Alberto Gambino) sin dar más explicaciones, ya que nadie se las pide.

Otro caso sangrante es el de Ramón Trecet, que a base de cantar las verdades que él consideraba como tales, se ha visto también relegado dentro del peculiar organigrama de la casa, cuya máxima más querida parece ser el primar la mediocridad.

Todos estos cambios repentinos se producen ahora, cuando ya se prevé una nueva reestructuración del medio para el mes de febrero. Pero para aquella época los responsables calculan que ya estará operando el Consejo Rector, y es preferible hacer la limpia ahora y enfrentarse a una gestión más o menos democrática de la entidad con una programación de hechos consumados. Y es que ni a Radio Nacional ni a Televisión Española les ha ido nunca la marcha.

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