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"La Corona robustecerá la solidaridad de los españoles"

En su mensaje navideño a los españoles, pronunciado por don Juan Carlos a través de RTVE y transmitido en la noche del pasado domingo, día 24, el Rey hizo alusión al propósito originario de la Monarquía que encarna de «devolver la soberanía al pueblo español». Añadió que una vez alcanzado este objetivo, «hago el propósito de que la Corona continúe y ahonde su voluntad de robustecer la solidaridad de los españoles; su voluntad de unir a individuos, familias y pueblos; de armonizar sus intereses; de alentarles en la función vertebral de vivir y convivir con grandeza en la patria común».

Don Juan Carlos calificó de fundamental el propósito monárquico, que estimó ya alcanzado, de devolver la soberanía al pueblo español. El Rey, que en ningún momento aludió a la Constitución, se refirió a que este objetivo ya fue expuesto «al inaugurar mi honrosa tarea como Rey de España».El mensaje de don Juan Carlos, cuya transmisión incluyó imágenes de la familia real, se inició con el reconocimiento hacia quienes ofrecieron muestras de afecto durante el año que termina «a la Reina, a mí y a mis hijos», seguido de unas frases de exaltación de la familia en estas fiestas navideñas. De la familia hogareña, el Rey se elevó a la gran familia nacional. «Creo, sinceramente -dijo el Rey-, que hay razones para sostener que nunca como ahora los españoles hemos tenido tantos motivos para creer en la esencia intangible y eterna de la propia familia y para luchar por la permanente unidad de la otra gran familia, la colectiva y nacional.»

Más tarde, el Monarca aludió a los doce meses transcurridos, que han contemplado «el esfuerzo de todos por acceder a los niveles de libertad y responsabilidad que nuestro tiempo histórico nos exigía», y de nuevo hizo un llamamiento a la «unidad entre todos nosotros, para resolver las dificultades que los tiempos nuevos y los nuevos sistemas de convivencia plantean». «Sin unidad -dijo-, malograríamos el es fuerzo que cada uno de nosotros ha hecho, desde sus propias con vicciones, para iniciar, partiendo de presupuestos democráticos inesquivables, un futuro de paz y prosperidad.»

Llamada a los temerosos

Desde esta perspectiva, ofrece particular Interés la llamada del Rey, formulada casi al final de su mensaje, «a quienes son más sensibles a las sombras que a las luces y cierran con aprensión los ojos ante el porvenir, valorando las circunstancias históricas más po sus signos negativos que por lo positivos». «A ellos debo decirles -manifestó don Juan Carlos- que desechen temores y no se rindan ante las eventuales dificultades que todo perfeccionamiento social, político y económico lleva consigo. El tesón, el cumplimiento del deber y la confianza serán nuestro mejor escudo.»

«Miremos al porvenir con optimismo -añadió el Rey-, con el anhelo y la esperanza de esa pa que caracteriza estos días en que se conmemora el nacimiento del Señor.» «No perdamos jamás la ilusión -concluyó-, porque, como un día tuve ocasión de decir estoy seguro de que si permanecemos unidos, habremos ganado el futuro.»

A lo largo de su mensaje, don Juan Carlos exaltó al pueblo español y le exhortó a su participación. Negó que el pueblo español fuera un pueblo fatigado que, «al finalizar un año especialmente comprometido, se limita a esperar un mañana mejor y más ancho para todos, sin poner nada de su parte», y le describió, al contrario, así: «Es un pueblo, somos un pueblo, animoso y altivo acostumbrado a aceptar las altas responsabilidades de la Historia y a esforzarse en alcanzar sus objetivos.» Recordó la honestidad, el sentido de la universalidad y la entereza protagonizadas por el pueblo español, «que ha asombrado a los otros pueblos de la Tierra», y a este respecto aludió a las evocaciones hechas «una y otra vez, en las naciones iberoamericanas que he visitado».

El Rey saludó y deseó una feliz fiesta de Navidad y un nuevo año pleno de venturas a todos los españoles y particularmente a los padres de familia, a quienes están fuera del hogar, a los ancianos, a los jóvenes, a las mujeres, a los emigrantes («evoco ahora la alegría -dijo- de haber podido estrechar la mano de muchos de ellos en mis distintos viajes»).

Don Juan Carlos dedicó un singular recuerdo «a los componentes de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de Seguridad del Estado». «Sobre ellos recae la salvaguarda de la paz y de la unidad y en ellos descansa la certeza de que nuestro camino en el perfeccionamiento de la sociedad no va a torcerse.» Asimismo, expresó su recuerdo a los muertos. «Tenemos presentes, muy presentes -dijo el Rey-, a los que con el sacrificio de sus vidas han dado el más generoso ejemplo de lealtad a España y a sus ideales de unidad, dejusticia y de orden.»

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