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Reportaje:

Los escasos campos de rugby, focos de infección y de retroceso deportivo

La derrota de la selección española de rugby el pasado domingo ante Italia por un rotundo 35-3 ha vuelto a poner de actualidad el principal problema de este deporte desde hace bastantes años: su penuria de instalaciones. El nivel de la élite no sube, porque tampoco surgen jugadores. Los campos escasean y se utilizan hasta más allá de los límites sanitarios y deportivos. Sólo ahora parece haber-alguna solución. El noble deporte del balón oval, admirado únicamente por televisión, necesita más campos en España para su auge. Sobre el tema informa .

El principal y más grave problema que tiene planteado el rugby español es, sin duda alguna, el de la falta de instalaciones. El tema alcanza límites tan insospechados que se le podría calificar como deporte-milagro, dado su casi total abandono en este aspecto. Sólo ahora asoman soluciones. De todas formas, el problema ha perjudicado ya, pues difícilmente se puede progresar si no hay lugares para practicar. Además, como los pocos campos que hay no están atendidos debidamente, en muchas ocasiones se convierten en un auténtico foco de infección. Esto llega a plantear situaciones incluso peligrosas fuera del propio deporte.La falta de instalaciones alcanza cotas tan altas que ni siquiera se puede hablar de centralismo, ya que en Madrid, por ejemplo, en estos momentos tan sólo hay tres terrenos utilizables: el de los viejos campos de la Ciudad Universitaria, el del Paraninfo y el del complejo polideportivo de Aluche. Es evidente que resultan a todas luces insuficientes, sobre todo si tenemos en cuenta el trato que requiere este tipo de instalaciones. La enorme actividad a que se somete a estos campos hace que se encuentren en un estado lamentable, perjudicando al deporte en sí, a su belleza, a su fair-play tradicional, pese a la dureza, y, lo que es más importante, se han convertido en un verdadero foco de infección. Ello hace que muchos jugadores se retraigan de seguir practicándolo y a que la totalidad de los padres de familia se nieguen a que sus hijos lo practiquen. No hay que olvidar que el rugby es un deporte en estos momentos joven en España y practicado en su mayoría por gente universitaria.

La juventud se retrae

Mientras, milagrosamente, se mantiene el número de licencias en categoría senior, se da el caso de que desciende el de fichas juveniles. No hace falta señalar las graves repercusiones que esto puede tener para el futuro. Y es que tanto seniors como juveniles no sólo sufren los problemas de instalaciones a la hora de celebrar sus partidos los domingos, sino que para intentar conservar esos campos en la medida de lo posible no pueden entrenarse en ellos. Hay gran cantidad de equipos, en todas las categorías, que no tienen más remedio que acudir a cualquier descampado o, en el mejor de los casos, a la Casa de Campo.

Precisamente por ser el de las instalaciones de campos de rugby un asunto más difícil de solucionar que el de cualquier otro tipo de deportes, habría que prestar más atención a él. El tremendo gasto que constituye la construcción de un campo de rugby se debe a la falta de superficie no sólo en las ciudades, sino en sus alrededores. Algo parecido a lo que ocurre con el fútbol. Un colegio puede habilitar una cancha de baloncesto, balonmano o voleibol, pero difícilmente cuenta con una de rugby. Y por ahí empieza a fallar la estructura y planificación de este deporte, que no cuenta para nada en el ámbito escolar. Se produce entonces el tema de la pescadilla que se muerde la cola. «Si usted no tiene practicantes no es rentable que le hagamos un campo de rugby», pero difícilmente podrán salir jugadores si no tienen donde practicarlo.

Se da el caso curioso de que todos los estamentos reconocen, y en cierto modo no tienen más remedio que admitir, que existe el problema. Los jugadores de rugby, con justificada fama de poseer más espíritu deportivo y más capacidad de sacrificio que los de los demás deportes, no culpan a nadie, ni desatan sus iras sobre nadie, ni siquiera piden reivindicaciones. Sólo se preocupan de jugar y tan sólo quieren campos donde poder hacerlo Quizás esta postura de tremendo sentido común haya hecho que los dirigentes del deporte los tengan en el olvido.

El hacer un campo de rugby viene a costar entre veinticinco y treinta millones de pesetas. Quizá sea un poco caro. A esto hay que añadir el cuidarlo y mantenerlo en condiciones, que también resulta ,caro en todos los sentidos: césped, mano de obra..., todo con un clima que, en la mayoría de los casos, no favorece. Sin embargo, hay que apuntar que el costo de un campo de rugby es más o menos lo que recibo por las quinielas el Consejo superior de Deportes en un sólo día. Si, por ejemplo, en los últimos treinta años -el costo antes también iría en consonancia con la recaudación- se hubiera dedicado cada año la recaudación de un solo día para hacer un campo, ahora habría treinta campos, realidad de la que el rugby español está muy lejos. Tan lejos que ya conocen por asiduas informaciones en EL PAIS de los problemas que sufre el grupo Sur en la División de Honor. En Bilbao se practica el rugby en un terreno donde también pastan las ovejas.

Asomo de soluciones

Aunque no parecen claras, sí parece que se apuntan algunas soluciones. Por ejemplo, a partir de ahora serán las delegaciones provinciales dependientes del Consejo Superior de Deportes las que se encargarán de este tema al recibir el tanto por ciento del dinero de las quinielas que hasta ahora iba a parar a las diputaciones. En Madrid ya está casi terminado un campo en la Ciudad Universitaria. Junto a él, dos más estarán dispuestos en muy breve plazo. Los tres, dependientes de la Complutense, pero que, sin duda, serán utilizados para competiciones federativas. También serán construidos dos más en Orcasitas, aunque este tema ya es viejísimo. Algo paliarán el problema. Quizá la verdadera solución esté en un cambio de mentalidad. No hay que olvidar que una gran mayoría de los españoles siguen asociando el rugby con el fútbol americano y las competiciones nacionales no ayudan como lo hicieron las retransmisiones del torneo de las Cinco Naciones.

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