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Cliente de un club nocturno asesinado durante un atraco

Un hombre resultó muerto en la madrugada de ayer acribillado a balazos, en el curso de un atraco perpetrado contra el club nocturno Neskapolita, situado en la madrileña calle de Illescas.

El suceso ocurrió alrededor de la una y media de la madrugada del sábado, cuando Luis Jiménez Garrido, de 38 años, se hallaba tomando unas copas en el citado club. En ese momento irrumpieron en el local tres personas con el rostro oculto con pasamontañas. Dos de ellos portaban pistolas y el tercero una escopeta de cañones recortados.Según la versión de los hechos reconstruida por las declaraciones de los testigos, los tres atracadores amenazaron a los clientes, al camarero del club y a dos o tres mujeres jóvenes. Se apoderaron de las 80.000 pesetas de la recaudación y después fueron acercándose a cada uno de los clientes para despojarles del dinero y los objetos de valor.

Cuando le llegó el turno a Luis Jiménez, parece que éste se resistió a entregar algo, y prácticamente sin mediar palabra los atacantes dispararon sobre él, a menos de un metro de distancia. El señor Jiménez recibió un impacto de escopeta en la espalda y otros dos más, éstos de pistola, a la altura de la clavícula y en el pecho.

Inmediatamente, los atracadores comenzaron la huida. Al salir golpearon a otro cliente, Agustín Gómez, tal vez porque inconscientemente les cortara el paso, al que causaron heridas leves. Montaron en un Seat 124 de color verde que tenían aparcado a la puerta del club y desaparecieron.

La víctima permaneció en el suelo, en medio de un gran charco de sangre, mientras se esperaba la llegada de los funcionarios del juzgado de guardia para hacerse cargo del cadáver.

El Neskapolita permanecía ayer cerrado, por decisión del dueño del club. Este pudo ser localizado en otro local similar y cercano al primero. Prefirió en todo momento conservar el anonimato.

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«Precisamente me crucé en la puerta del club con el cliente que luego murió. Yo salía en ese momento, a la una de la madrugada, y quince minutos más tarde ocurrió.» El dueño del club, de mediana edad, bien trajeado, enseña tradicionalista en la solapa, se muestra cauto. Ni él ni dos de las mujeres que fueron testigo de los hechos, que también se encontraban en este segundo local, conocían al muerto. Era un cliente no habitual y no parecía, en absoluto, que hubiera tornado alguna copa de más. En el bar se comportó correctamente y el desenlace les pilló de sorpresa. El club lleva abierto tres años y nunca había sido protagonista de un hecho similar. Por su parte, el camarero del Neskapolita se encontraba desde la tarde en las dependencias de la comisaría que lleva el caso, prestando declaración.

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