"Me gustan más las Leyes Fundamentales que la Constitución"

El abogado Juan García Carrés, nació en la localidad fronteriza de Port Bou hace cincuenta años. Hombre del ex ministro José Antonio Girón, fue presidente del Sindicato de Actividades Diversas durante los últimos años del franquismo. Recientemente prestó declaración junto con otros dirigentes de la extrema derecha ante la Audiencia Nacional en relación con la matanza efectuada hace dos años en un despacho laboralista de la madrileña calle de Atocha, y negó cualquier tipo de relación con los procesados. Para él la Constitución apenas encierra algo positivo y considera que en modo alguno supera a las Leyes Fundamentales.Pregunta. ¿Qué opinión le merece el proyecto constitucional?

Respuesta. Me parece inconcreto y confuso, en el fondo y en la forma. En el fondo, porque no establece una norma clara de vida y convivencia, hasta tal punto que de ese texto puede salir desde una sociedad marcadamente marxista hasta un capitalismo trasnochado. De donde se deduce que institucionaliza la lucha de clases. Si a esto se añade que la unidad nacional sale a debate y que no se precisan las áreas de las autonomías, puede afirmarse que será la Constitución del enfrentamiento. La inconcreción en la forma viene determinada por la manera de negociación que se ha seguido, buscando contentar a las dos partes: UCD y marxismo.

P. ¿No ve ningún aspecto positivo en su extenso articulado?

R. Quizá lo más acertado sea el tratamiento de la persona humana, pero tengo mis dudas, ya que la Constitución deja la puerta abierta para que en su día se pueda permitir el aborto, que es la mayor negación a todo derecho humano.

P. ¿Esta interpretación del artículo quince es lo que considera más deplorable?

R. Desde una perspectiva sí; desde otra, el concepto de nacionalidades. Aún no ha empezado a regir la Constitución, y en loque podríamos llamar prerrodaje de las autonomías, han empezado a surgir las primeras colisiones graves entre el Gobierno central y el Gobierno autonómico de las provincias vascongadas. En el futuro se abre un camino a la violencia.

P. ¿Había alguna fórmula para conseguir que la Constitución resultase más aceptable para el sector político con el que se siente identificado?

R. Los errores son de principio. En las elecciones del 15 de junio no se habló para nada del tema constitucional; se hizo otra clase de promesas. Y los partidos han hecho un mal uso del poder que el pueblo les confió. Todo eso se hubiera evitado si la participación hubiera sido más amplia: representaciones de trabajadores, de empresarios, cámaras, partidos extraparlamentarios, etcétera. Pero resulta que esto era un apaño hecho ya Dios sabe cuándo. Por eso, porque ha prevalecido el compromiso a los intereses de la nación, se ha marginado a la opinión popular.

P. ¿La Constitución no supera a las Leyes Fundamentales del régimen anterior?

R. A mí me gustan más las Leyes Fundamentales. Son más concisas, más concretas, y, sobre todo, no admiten ninguna duda en principios que deben ser inconmovibles.

P. Parece claro que su voto no va a ser afirmativo.

R. Votaré un rotundo no, porque la Constitución es atea, antisocial y porque rompe la unidad de España. Al romper la unidad, la convivencia pacífica entre los españoles resulta imposible.