El policía detenido en Orense puede llevar año y medio implicado en el tráfico de armas

El policía armado Vicente, Fernández Rajoy, detenido en Orense como presunto implicado en un tráfico ilegal de armas, ha pasado a disposición del Tribunal Central de Instrucción de la Audiencia Nacional.El policía armado, en presencia de un compañero del mismo cuerpo, que actuó como testigo, ha reconocido tan sólo haber vendido un total de tres armas cortas en dos ocasiones distintas. Sin embargo, a la luz de las declaraciones prestadas por José Manuel Rivera Salgado y Paulino Domínguez Álvarez, que han confesado haber actuado como intermediarios entre Vicente Férnández y un individuó conocido por el Vasco, el montante del tráfico ilegal puede ser muy superior.

Vicente Fernández, según sospechas fundadas, puede llevar más de año y medio implicado en operaciones de compra-venta de armas. Al parecer ha confesado que el armamento se lo suministraba otro policía armado, Rafael Chao Porto, destinado en La Coruña.

De las diligencias políciales se desprende que Paulino Domínguez actuó de intermediario entre Vicente Fernández y el Vasco, en dos ocasiones. En la primera, cuatro de las cinco armas que reconoce haber entregado dice haberlas recibido del policía señor Rivero. De las nueve armas que componen el segundo alijo entregado a el Vasco, al menos dos provenían también del policía. Ambas operaciones fueron realizadas hace ocho y siete meses, respectivamente.

Por las declaraciones prestadas a los encartados en la operación, no se ha podido confirmar la compra, venta de cuatro metralletas.

El montante de la compra ascendía a 200.000 pesetas, que el Vasco desapareció sin pagar. No es muy digna de crédito la posibilidad, apuntada por el intermediario, de que este personaje desconocido sea un miembro de ETA.

De las tres pistolas que confiesa haber vendido el policía Vicente Fernández, una lo fue a un vecino suyo, que también ha sido detenido. Las otras dos armas, serían, según su confesión, sendos revólveres Detectiv, de seis pulgadas y del calibre 32.

Vicente Fernández comenzó por reconocer en su declaración que había entregado una pistola a un herrero para que le fabricara un cargador del que carecía el arma.