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La uItraderecha monopolizó el sepelio del magistrado Mateu

Grupos de ultraderecha lograron acaparar ayer para sus fines políticos, con gritos contra el Gobierno y agresiones físicas y verbales, el funeral y el entierro del magistrado José Francisco Mateu Cánoves, asesinado el día anterior por dos Jóvenes y reivindicado en la mañana de ayer por ETA militar. Representantes de la Magistratura hicieron presente a EL PAIS su repulsa y su profundo malestar por la forma en que se habían desarrollado dichos actos. Durante el funeral corpore insepulto, celebrado en la iglesia de Santa Bárbara, próxima al edificio del Tribunal Supremo, donde estuvo- instalada la capilla ardiente, unas mil personas, militantes y simpatizantes de grupos de extrema derecha, protagonizaron en el exterior del templo, en las escalinatas que conducen a su entrada principal, diversos incidentes, entre los que destaca la agresión al abogado del Colegio de Madrid Antonio Rato. El senador por Madrid y también abogado, Manuel Villar Arregui, pudo evitar la agresión gracias a la protección policial. Pasa a la página 11

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La ultraderecha acaparó el funeral y el entierro del magistrado Mateu

(Viene de primera página)Los constantes gritos de este grupo de personas, tales como «Gobierno, asesino» y «Ejército, al poder», o sus cánticos, concretamente el Cara al Sol, rompieron el clima de respeto y de recogimiento propio de la ceremonia religiosa que se celebraba en el interior del templo. La tensión aumentó todavía más cuando el féretro con el cadáver del señor Mateu fue sacado del templo e introducido en el furgón que debía trasladarlo al cementerio de Nuestra Señora de la Almudena. Grupos de ultraderecha corrieron hasta el furgón y lo rodearon, mientras seguían con sus gritos insultantes al Gobierno.

Colocados en primera fila, relegando a un segundo plano a los familiares del finado y a los representantes de la Magistratura, los grupos de ultraderecha iniciaron tras el furgón el recorrido a pie hasta la plaza de Colón, donde se despidió el duelo. Mientras tanto, las autoridades asistentes abandonaron el templo por una puerta lateral, fuertemente protegidas por la fuerza pública. Los insultos contra dichas autoridades fueron constantes, mientras algunos individuos forcejearon con la policía tratando de llegar hasta ellas.

El funeral corpore insepulto se inició poco después de las once de la mañana. A la llegada del féretro, conducido á la iglesia de Santa Bárbara por iniciativa de los hijos del finado, una parte del público que llenaba la iglesia y los grupos. que se encontraban en el exterior prorrumpieron en aplausos y pronunciaron diversos gritos. Uno de los oficiantes pidió con energía que se guardase silencio y compostura, ya que «la casa de Dios es para orar y para la paz».

La viuda e hijos del magistrado asesinado ocuparon los primeros bancos, así como varios ex ministros de Justicia, entre ellos Raímundo Fernández- Cuesta. En lugar preferente del altar presidía el funeral el actual ministro de Justicia, Landelino Lavilla, acompañado de los altos cargos de su departamento. Al otro lado del altar se encontraban los miembros de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, el presidente del Consejo General de la Abogacía, Antonio Pedrol, el fiscal del Reino, Juan Manuel Fanjul, y los Presidentes de las audiencias Nacional, Territorial y Provincial, así como miembros de las carreras judicial y fiscal. Entre el público asistente se encontraban varios militares de uniforme, entre ellos tres generales, algunos parlamentarios, representantes de partidos políticos y los líderes de extrema derecha Blas Piñar, presidente de Fuerza Nueva, Sixto de Borbón, José Antonio Girón y el antiguo ministro Utrera Molina. Mientras tanto, los gritos de los que estaban fuera constituían el telón de fondo del funeral.

Fue a la salida del funeral cuando agredieron al abogado Antonio Rato. Varias personas se acercaron a él y le golpearon e insultaron, siendo protegido por un policía de paisano adscrito a la Audiencia Nacional y por el abogado Antonio Mufloz Perea, yerno de Blas Piñar. Por otra parte, estos grupos aplaudieron el paso de los militares que salían del funeral, a la vez que gritaban «Ejército al poder» y «dictadura militar». Poco después, el senador por Madrid Manuel Villar Arregui, que también asistió al funeral, tuvo que ser protegido por más de una docena de policías armados, al ser reconocido por varias personas, quienes se dirigieron hacia él en forma amenazadora, gritando «fuera, fuera».

En el cementerio de la Almudena, donde el cadáver del magistrado señor Mateu recibió cristiana sepultura, hacia la una de la tarde, volvieron a repetirse los gritos contra el Gobierno y los de «Mateu, presente» por parte de muchos de los asistentes. Un hijo del finado dio el grito de «Caídos por Dios y por España». Tras el rezo de un responso, los asistentes cantaron, brazo en alto, el Cara al Sol.

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