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Reportaje:El PSOE, ante el programa económico de 1979 / 1

Los socialistas, partidarios de una desaceleración más suave de la inflación

Una tensa disputa se está desarrollando estos días entre los socialistas y el partido gobernante, encarnado este último en Abril Martorell, a propósito del programa económico para el año próximo. Mientras el Ministerio de Economía se pronuncia desde hace semanas abiertamente a favor de la continuidad del proceso de ajuste -postura en la que viene siendo secundado por el Banco de España-, los responsables de la elaboración de la política económica del Partido Socialista propugnan un programa de política económica para el año próximo más flexible y menos contractivo.

El meollo de la disputa, en el plano económico, parece centrarse en la tasa de inflación deseable para el año próximo. No obstante, la batalla rebasa los planteamientos estrictamente económicos, pues deja traslucir concepciones bastante dispares en materia de calendario político.«Los socialistas queremos cerrar cuanto antes la etapa de la transición», manifestaba un miembro del PSOE a EL PAIS. «Estamos plenamente decididos a contribuir a despejar las incertidumbres sobre el futuro», añadió.

«Es necesario despejar las incertidumbres y esto supone contar con un Gobierno estable, definir de una vez si hay investidura o nuevas elecciones generales, ofrecer al Parlamento un programa económico a medio plazo y negociar anualmente acuerdos específicos que afecten directamente a los sindicatos y las patronales», manifestó un portavoz autorizado del partido a EL PAIS.

En materia económica, las discrepancias que separan a los socialistas y al Gobierno tienen numerosos matices, uno de los cuales se centra en el tratamiento de la lucha contra la inflación.

Duros y blandos

El nivel de inflación previsto para el año próximo ha sido fijado por los responsables del Ministerio de Economía en el 12% de media anual, que llevaría a final de año a una tasa de inflación del 9%. Estos porcentajes representan un notable avance sobre el año actual, ya que se prevé, respectivamente, tasas del 20 y del 16%.Para los expertos del Partido Socialista, bajar del 16% al 9% supone «un parón bestial de la actividad económica», ya que esta bajada del nivel de los precios debería hacerse en base a una política monetaria enormemente restrictiva -en su opinión-, lo que repercutiría sobre la financiación de las empresas y en consecuencia sobre el nivel de empleo, generando más paro y frenando la inversión.

La alternativa inflacionista del PSOE es más expansiva y propone un crecimiento medio de los precios del 14% para el conjunto del año, con un cierre del 12%, que contrasta con el 9% del Gobierno. En este número hay algo más que un objetivo de política económica para los responsables gubernamentales, según se estima en medios económicos y políticos, ya que bajar el nivel de inflación a una tasa de «un solo dígito» es un objetivo «ambicioso, político y Probablemente irrealizable», según las opiniones más extendidas.

La argumentación socialista para propugnar una menor desaceleración de los precios se apoya en diversos argumentos. En primer lugar, los socialistas estiman que las experiencias internacionales en materia de lucha contra la inflación han exigido en el proceso de freno de los precios el doble de tiempo del que los precios emplearon para dispararse; si se tiene en cuenta que los precios españoles se dispararon en dos años, la recuperación de niveles normales de inflación requiere, para no crear traumas m la economía, un programa de tres a cuatro años de gradual descenso de los mismos. La idea del gradualismo es plena mente aceptada por los expertos del PSOE a la hora de llevar hasta el final el proceso de ajuste de la economía.

En segundo lugar, los socialistas critican la pretensión del Gobierno de poner la inflación a nivel competitivo respecto a Europa occidental, cuando España ha tenido siempre un nivel de precios de hasta un 40% por encima del que existía en toda Europa, lo que no ha supuesto frenos importantes a la competitividad española. En tercer lugar, la inflación se está disparando en toda Europa nuevamente y en el área de la OCDE, por lo que fijarse para nuestro país un objetivo de limitación de precios muy fuerte no tiene demasiado sentido, en apreciación de los socialistas.

El realismo que propugnan los socialistas en materia de inflación para el próximo año está también vinculado a las previsibles alzas de precios del petróleo y de algunos otros productos, que harán muy difícil y hasta utópico, en su opinión, llevar el índice de precios español hasta el 9% a finales del año próximo. Como este objetivo lo consideran irrealizable, además de inapropiado desde el punto de vista de la política monetaria, piensan que a mediados del año próximo el país se vería en la necesidad de aplicar la cláusula de salvaguardia de revisión automática de los salarios, tal y como se había previsto para este año en los pactos de la Moncloa, pero que no llegó a aplicarse porque los precios no alcanzaron en el primer semestre el 11,5% de aumento. «Es mejor fijar de antemano objetivos realistas que no objetivos utópicos que al final hay que modificar, con los consiguientes trastornos Para to dos», comenta a a EL PAIS un destacado economista socialista.

Finalmente, el equipo económico del PSOE estima que los empresarlos van a intentar durante los próximos meses restablecer en parte los excedentes empresariales por la vía de los precios crecientes de sus productos para evitar el deterioro de la situación financiera de las empresas.

La política monetaria

El objetivo de inflación que propugna el PSOE conlleva una política monetaria también más expansiva que la defendida por Economía y el Banco de España. De acuerdo con los análisis realizados por los socialistas, el crecimiento de la masa monetaria para el año próximo debería ser del orden del 19 al 20%, mientras que el Banco de España se decanta a favor de un 17,5%, aunque en los últimos días se admite ya el 18%. En consonancia con este objetivo de disponibilidades liquidas (que es prácticamente idéntico al que resultará para el conjunto del año en curso), los socialistas estiman necesario considerar un crecimiento del crédito al sector privado del orden del 19 al 20%, es decir, muy semejante al de la masa monetaria, todo ello con una expansión real del producto interior bruto del 4,5%, el mismo porcentaje que mantiene el Gobierno.Los economistas socialistas señalan que este cuadro monetario tiene bastantes más posibilidades de triunfar que el restrictivo propuesto por Economía, ya que se cuenta con mayores adhesiones en el país: los empresarios se decantan claramente a favor de este esquema de financiación, porque hace posible una mayor fluidez de las actividades empresariales. Los objetivos socialistas y patronales estarían en este sentido bastante sintonizados.

MAÑANA:

La ley socialista contra el paro podría contar con 60.000 millones adicionales el año próximo

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