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El Rey presidió en Cádiz la salida del buque-escuela "Elcano"

El rey don Juan Carlos presidió ayer el acto de despedida del buque-escuela de la Armada española, Juan Sebastián Elcano, que salió del puerto de Cádiz para comenzar su quinta vuelta al mundo.

La jornada comenzó a las nueve y media de la mañana con una misa en el convento de Santo Domingo ante el altar de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la Carrera de Indias, llamada la «Galeona». A la Eucaristía asistieron la tripulación de Elcano. A partir de las diez fueron llegando al barco diversas personalidades, entre las que cabe destacar al almirante Alberto y Lloveras, capitán general de la zona marítima del Estrecho; al capitán general de la II Región Militar y al capitán general de la II Región Aérea. Asimismo, asistieron el gobernador civil de la provincia, alcalde de Cádiz; presidente de la Diputación, y diversos altos mandos de la Armada.Pasadas las once apareció en la entrada del puerto el patrullero AIsedo, que transportaba a don Juan Carlos. Su Majestad había llegado a la base aeronaval de Rota proveniente de Madrid en un Mystere de la Subsecretaría de Aviación Civil. El patrullero iba escoltado por el Barceló y varios lanchones. Por el cielo de la bahía sobrevolaban varios helicópteros y aviones. El Alsedo atracó al costado de babor del Elcano, trasladándose el Rey de España al buque-escuela. Acompañaban a Su Majestad el jefe del Alto Estado Mayor de la Armada. almirante Arévalo Pelluz, y el jefe del Cuarto Militar del Rey, teniente general Valenzuela. En el mástil del palo mayor del Elcano ondeaba la enseña del Rey.

Don Juan Carlos pronunció un breve discurso en el que señaló encontrarse satisfecho por su estancia en el barco y añadió: «El mar ejerce en mí una atracción irresistible.» No hay que olvidar que en 1957 don Juan Carlos realizó su período de instrucción en la Armada en este barco. «Recibid un abrazo como Rey, como jefe Y como compañero», añadió. Posteriormente visitó el buque para contemplar los nuevos arreglos realizados en él recientemente. A continuación departió con las diversas autoridades locales y provinciales. El gobernador civil de la provincia se mostró muy preocupado por los problemas de Cádiz y mostró su intención de que sean resueltos rápidamente.

Pasadas las doce el Rey abandonó el barco, pronunciando unas palabras en las que dijo que eran una embajada de España. Dirigiéndose al comandante del barco, capitán de navío Díaz del Río Martínez (antiguo profesor suyo de la Escuela Naval), le dijo: «No los trates tan duro como me trastaste a mí.»

Tras abandonar el barco, y ya en el Alsedo, don Juan Carlos se trasladó a la entrada del puerto, donde observó las maniobras de salida del Elcano.

Posteriormente volvió a la base de Rota, donde subió al Mystere que le trasladaría a Madrid.

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