Suarez: "UCD se opone al llamado «Gobierno de neutrales»"
El presidente del Gobierno y del partido UCD no parece dispuesto, en principio, a la convocatoria de elecciones generales una vez aprobada la Constitución, según se desprende del discurso pronunciado ayer por Adolfo Suárez en la clausura del congreso de UCD, minutos después de ser proclamado presidente del partido entre vítores y aplausos.
El señor Suárez afirmó: «Me parece oportuno precisar, en la seguridad de que en España no se producirá ningún vacío de Poder, lo siguiente: 1. Cualquier formación de Gobierno tendrá necesariamente origen parlamentario y, por tanto, UCD se opone al llamado «Gobierno de neutrales». 2. El Gobierno de la nación, después de la Constitución, tendrá necesariamente, como es normal en todo sistema democrático, que contar con apoyo parlamentario preciso. 3. El Gobierno tendrá que desarrollar todo el nuevo entramado jurídico que se prevea en la Constitución aprobada, y 4. Se deberá clarificar, sin perjuicio de los mecanismos que establezca la Constitución, los horizontes de tiempo que den estabilidad política a un Gobierno.»El presidente explicó seguidamente que estos objetivos pueden lograrse a través de unas colacciones parlamentarias o de Gobierno que permitan afrontar el desarrollo constitucional previamente o no a unas elecciones generales. «Nosotros somos partidarios de elecciones generales y elecciones municipales -afirmó-, pero en cuanto a las primeras, nuestra decisión será tomada en el momento que consideremos más oportuno, teniendo en cuenta los intereses nacionales.»
Al margen de esta precisión, Suárez, en su discurso, no hurtó ataques a otras fuerzas políticas, en especial a Alianza Popular («desde la rigidez mental o la experiencia deformada podrá sostener alguien que el Gobierno no gobierna, y quizá no gobierna según los moldes y el estilo de quien así habla, pero lo hace según la realidad de una situación») y al PSOE («estamos viviendo con alguna frecuencia reivindicaciones de partido que van más allá de sus propias convicciones, pero en las que se juega con la aritmética parlamentaria con la esperanza de que el sentido de responsabilidad de los otros grupos frene estas propuestas»).
Elogios a la labor del partido
El grueso del discurso estuvo dedicado a glosar el esfuerzo y las realizaciones de UCD y del Gobierno en el tiempo transcurrido desde las elecciones generales. Comenzó el señor Suárez ofreciendo la seguridad de su dedicación y entrega a todos los españoles y señalando que le importaba más la consistencia, el prestigio y la eficacia del partido que su posición personal.
Rechazó seguidamente las acusaciones a UCD como un «partido sin ideología, un grupo de pragmáticos aferrados al poder por el poder», señalando que los objetivos propuestos por el partido tras las últimas elecciones -elaboración de una Constitución, entendimiento social a través de los pactos de la Moncloa, reforma fiscal, y establecimiento de las preautonomías- se habían cumplido ampliamente.
Suárez defendió con energía la labor gubernamental realizada hasta ahora. «Hemos ejercido, como Gobierno de UCD, la responsabilidad en todos los ámbitos de la gobernación del país... Y gobernando firme y decididamente hemos agrontado una delicada operación política: la consolidación de la democracia..., y hemos afrontado la difícil tarea del saneamiento económico... La labor de nuestro Gobierno será valorada, sin duda a no tardar, como la más intensa, compleja y ambiciosa que la política española ha conocido en muchos años.»
Afirmó, más adelante, el presidente que su Gobierno no había perdido nunca el sentido del Estado, «porque creemos que no puede existir una democracia sólida sin un Estado fuerte», y que habían gobernado «desde la razón, desde la reflexión, lejos de la visceralidad, buscando la concordia y el entendimiento y anteponiendo siempre los intereses del Estado a los del partido».
El centro, entre el marxismo y la derecha autoritaria
Suárez dedicó un amplio tiempo en su discurso a defender el espacio político del centro «entre la confesionalidad marxista y la derecha autoritaria y donde no existe nostalgia del autoritarismo místico de la clandestinidad ». «El centro -afirmó- no es ni la tierra de nadie, ni la derecha camuflada, ni la izquierda vergonzante; es una nueva concepción política derivada de la esterilidad de los planteamientos radicales. Es el modelo político de Europa occidental.»
Siguió diciendo que el centro es el punto de la confluencia de una sociedad basada en la libertad y en el trabajo, que se manifiesta contra el concepto superado de la lucha de clases y que se definían como partido interclasista. Señaló rotundamente que «UCD aspiraba a seguir dirigiendo la política nacional, dentro del más escrupuloso respeto a la Constitución».
Anunció a continuación el señor Suárez que UCD votará rotundamente sí al proyecto de Constitución, «que no impone nada contrario a nuestros principios y permite su pleno desarrollo», y elogió el proceso de consenso y concordia entre todas las fuerzas políticas que había hecho posible un texto «de amplia aceptación y que permite distintas acciones de gobierno».
Tras señalar que en el proceso democrático habían influido decisivamente tres factores -el poder moderador de la Corona, la madurez del pueblo español y la responsabilidad de los partidos políticos afirmó: «Ahora más que nunca es imprescindible crear una gran ilusión, una ambiciosa tarea que entusiasme y levante la fe de todos los españoles en nuestras posibilidades como pueblo..., y la respuesta a este llamamiento debe venir presididapor un profundo planteamiento ético.»
«Debemos ajustar todo nuestro comportamiento -dijo- a unos auténticos cánones de ética social y ética política. Solamente desde una perspectiva ética, en una democracia con auténtica participación de todos,los españoles, se pueden encontrar soluciones.»
Bases para una futura democracia
El presidente dedicó la última parte de su discurso a presentar las bases sobre las que debe asentarse en un futuro la democracia en nuestro país, y que, en síntesis, resumió con las siguientes palabras: «Una democracia que asegure al más débil las mismas oportunidades que al más fuerte; una democracia pluralista que nunca dejará de ser conflictiva, pero que siempre mantendrá el derecho a la discrepancia; una democracia fuerte que aunque sea expresión de la voluntad de las mayorías será siempre respetuosa con los intereses legítimos de las minorías; una democracia basada en el funcionamiento eficaz de sus instituciones y el respeto a la ley; una democracia en la que el poder no pueda ser patrimonio de los grupos de presión, de las organizaciones profesionales, de los sindicatos e incluso de los partidos, sino del conjunto de la sociedad; una democracia, en definitiva, con capacidad autocrítica, serena, capaz de adaptarse y sobre todo responder a las exigencias peculiares del pueblo a que sierve; una democracia, en fin, fundada en la solidaridad.»
Finalmente, el señor Suárez fijó asimismo los objetivos de UCD como partido en los siguientes términos: «UCD no tiene límites para su voluntad de transformación de la sociedad española en pro de la libertad, la igualdad y la justicia; aspira a realizar en plenitud su concepto de la libertad y su concepto de la igualdad; afirma que la libertad no es sólo exigencia de la dignidad de la persona, sino que un nivel de dignidad, definido por suficiencias económicas, es condición y garantía para el ejercicio dela libertad.»
«UCD -concluyó el presidente- es un partido reformista que sostiene su progresismo y modernidad por referencia estricta a sus propios principios.»
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