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El Producto lnterior Bruto crecerá este año el 3% o más, según Rojo

La economía española crecerá esté año un 3% o incluso más, según manifestó ayer tarde Luís Angel Rojo durante su intervención en las Jornadas «La inversión, ante la década de los ochenta», que organizó el Banco Internacional de Comercio.

Este pronóstico modifica sensiblemente el adelantado hace alrededor de un mes por el Ministerio de Economía con motivo de las reuniones celebradas por la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, en las que se perfilaron los objetivos de política económica del año próximo, que en breve serán negociados con las fuerzas sindicales y empresariales.El anterior pronóstico sobre el crecimiento del producto interior bruto realizado por Economía señalaba un aumento del 2,4% para este año, en base al fuerte tirón del producto agrario y de algunos subsectores del sector terciario. Datos más recientes sobre la evolución del sector industrial han obligado a un replanteamiento de la tasa prevista de crecimiento del PIB en 1978, que será del 3% o incluso más.

Política monetaria más permisiva

El señor Rojo, director general y del Servicio de Estudios del Banco de España, señaló que el crédito al sector privado ha crecido durante este año por debajo de la cantidad de dinero a causa de las tensiones originadas en el sector exterior, lo que ha tenido efectos negativos sobre la inversión privada.Previamente, el señor Rojo se quejó del hecho de que la política monetaria había actuado en solitario desde el comienzo de la crisis hasta la puesta en práctica de la política de saneamiento y reforma elaborada con el pacto de la Moncloa. Aquella actuación en solitario impidió una corrección severa del proceso inflacionista en que estaba la economía española. Sólo en 1977, con la utilización de la política cambiaria y la política de rentas, pudo jugar en realidad un papel más positivo, aunque en los primeros meses de aplicación (finales del 77) la restricción monetaria se impuso como única solución para frenar la inflación. No obstante, a lo largo del año en curso se ha ido haciendo más permisiva.

Para la próxima década, el señor Rojo pronosticó un aumento medio del PIB del 5,5%, con aumentos anuales de la inversión que deberían estar entre el 6 y el 7 %, mediante una mezcla de inversión privada y pública. No se pronunció sobre el eventual crecimiento de la inversión el año próximo, que el Gobierno ha estimado en un 10% como objetivo a alcanzar.

Para alcanzar estos objetivos de crecimiento en la próxima década será necesario reducir la tasa de inflación a niveles más acordes con los de nuestros competidores europeos y establecer controles sobre el crecimiento de los salarios monetarios. «Sólo así -dijo- será posible pensar en tina política monetaria más activa y más impulsiva.» Señaló también que lo importante era que el aumento de las disponibilidades líquidas fuera superior al de la inflación y que el crédito al sector privado, motor de la inversión, debe crecer al mayor ritmo posible dentro de los requerimientos de aumento de la cantidad de dinero.

Estos objetivos se podrán alcanzar si el excedente de la balanza de pagos se modera y si la parte del déficit del sector público que debe financiar el Banco de España es de entidad moderada. Para el año próximo señaló que el papel de la política monetaria debería hacer compatibles dos objetivos: una inflación menor y estímulos mayores para la inversión privada.

Los estímulos fiscales

El director general de Tributos, del Ministerio de Hacienda, José Víctor Sevilla, señaló en su intervención que la economía española debe potenciar el excedente global y especialmente la parte del mismo que se dedica a la inversión productiva, así como dirigir la inversión a aquellos sectores en los que, de acuerdo con la división internacional del trabajo, resulten más eficaces desde la perspectiva de nuestro país.La política fiscal puede jugar un papel importante en esta tarea de reasignación sectorial de recursos, bien mediante estímulos diferenciales que favorezcan a los sectores deseados o mediante la sanción tributaria de los mecanismos de apropiación del excedente que no aparejen acciones socialmente productivas.

El presidente del Banco Internacional de Comercio, Fernández de Araoz, señaló en su intervención que el empresario «necesita moral, como todas las tropas, si es que quiere ganar la batalla del desempleo. Tanto los excedentes empresariales como la independencia de la empresa pasan inexorablemente por la libertad de precios. Estimular la inversión lleva aparejado el poder contar con un mercado financiero lo suficientemente fluido como para encontrar en él la necesaria cantidad de fondos y a un precio y con un plazo que convenzan al empresario de que puede acometer nuevos proyectos». Manuel Azpilicueta, vicepresidente del Instituto Nacional de Industria, dijo que «en las actuales circunstancias, invertir es una obligación inexcusable para la empresa pública». Y Juan José Toribio, director general de Política Financiera (Ministerio de Economía), señaló que «la banca privada debe intensificar la asignación de recursos a medio plazo, ya que más del 80% de sus créditos son concedidos a plazo inferior a un año. En cuanto al crédito oficial, y dentro de su papel complementario, es imprescindible que logre una mayor penetración en el mercado de recursos y profesionalice sus operaciones activas». Finalmente, el empresario Ysasi-Ysasmendi manifestó que «el empresario español tiene una única salida: aumentar su capacidad de autofinanciación y mejorar la gestión de sus activos. Para ello ha de mejorar su productividad a través de una cuidadosa observancia de todos sus costes, tanto fijos como variables».

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