Yuri Dubinin trae a Madrid un nuevo equipo de consejeros

La incorporación de Yuri Dubinin a la embajada de la URSS en Madrid ha sido preparada por los dirigentes soviéticos estratégica, política y diplomáticamente. La labor de Serguei Bogomolov durante los casi seis años de residencia en nuestro país, primero al frente de la delegación comercial y más tarde como el embajador «que llegó del frío», al comienzo de las relaciones diplomáticas, había quedado deteriorada en el transcurso del último año como consecuencia de dos hechos importantes: las continuas expulsiones de los supuestos espías soviéticos que operaban en España y el que el rey don Juan Carlos realizase su primer viaje a un país socialista precisamente a China.

Dubinin significa en estos momentos la posibilidad de encauzar unas relaciones entre la URSS y España que aún provocan recelos entre algunos grupos de la sociedad española. En la Unión Soviética no sólo a nivel político, sino al nivel del ciudadano medio se demuestra un claro interés por afianzar los lazos de cooperación y amistad con España, y una reciente prueba son los actos culturales que, por vez primera, se celebran, desde hace cuarenta años, para conmemorar la fiesta nacional del 12 de octubre.El nuevo embajador, que hasta ahora era el encargado del Ministerio de Asuntos Exteriores para las relaciones con España, debe ser consciente de las dificultades que encontrará en su nueva misión. En fuentes oficiosas hemos podido conocer que el cambio de embajador no será el único. El actual representante soviético contará con distintos diplomáticos que sustituirán a los que trabajaron con Bogomolov.

También tendrá la ayuda de algunos asesores soviéticos que, por sus vinculaciones a comités estatales y relaciones empresariales, conocen a fondo la realidad española. Parece ser que de forma esporádica, en visitas de trabajo a Madrid que pueden durar uno o dos meses, le apoyarán en su primera etapa de aterrizaje. Según ha podido saber EL PAIS, estos asesores son especialistas en los temas que ahora preocupan más a la URSS en su nueva política con España y le asesorarán en cuanto al incremento de relaciones comerciales y culturales, y la posibilidad de mantener posiciones realistas en el tema de la posible entrada de España en la OTAN. Son estudiosos de los temas de política interna española y, en especial, sobre los temas de Canarias, Ceuta y Melilla, y no desconocen la posibilidad del próximo abandono, por parte de España, de las últimas relaciones que aún mantiene con el régimen guineano de Macías. Y, sobre todo, preparan el inicio de una serie de viajes de personalidades españolas a la URSS, con un interés máximo en lo que se refiere a que el rey don Juan Carlos acepte la invitación para viajar a la URSS en el próximo 1979, visita que, según parece, ya está prevista a nivel técnico por parte de los departamentos de aviación de ambos países.

Recelo ante la prensa

Dubinin inicia así una importante etapa diplomática en la que debe conseguir para la Unión Soviética una credibilidad por parte del pueblo español, de la que ahora se duda; para eso creemos que deberá variar su actual actitud hacia los medios informativos. Cauteloso ante los periodistas, los que le hemos conocido e intentado entrevistar, antes y después de ser nombrado embajador en Madrid, hemos recibido siempre muestras de recelo y en esa postura suya hacia los periodistas se han dado casos de no poder asistir los medios de información a determinadas recepciones a las que asistía el señor Dubinin porque éste había puesto como condición «que no estén presentes los periodistas». Suponemos que en su nueva y delicada misión tome conciencia de los intereses que representa y sepa valorar a los medios de información occidentales, tan diferentes a los órganos de propaganda socialistas.