Ni víctimas ni verdugos
En EL PAIS del pasado domingo aparece la opinión de Rafael Conte, sobre víctimas y verdugos.
Un familiar allegadísimo mío pasea con una chica atravesando la calzada de la avenida del Cardenal Cisneros.
Un turismo atraviesa perpendicularmente y embistiendo sobre los dos atropella de lleno a la chica, que tres horas después era cadáver.
El acompañante se ve responsabilizado penalmente en el accidente. ¿Por qué? Pero, ¿por qué?, repito. ¿Es que el acompañante ileso puso a la desgraciada víctima en disposición de que fuera atropellada, que también pudo haber sido él el accidentado?
Y antes de que saliese la causa fue beneficiado por una amnistía.
En esta España desdichada se piensa que los ciudadanos somos culpables mientras no demostremos nuestra inocencia. ¡Inconmensurable vileza y perfidia! Ya oí referir a un amigo taxista, un caso idéntico al primero de los referidos en dicha opinión, sólo que el accidentado era un agente motorista, quien declaró al recobrar el conocimiento habla derrapado su vehículo.
Se ha podido leer en incontables medios informativos de muchas personas consumadoras de crímenes, y también de masivos al estilo Landrú, que sabiéndose positivamente su culpabilidad han salido absueltos al no existir «pruebas».
Esta criminal y abominable práctica consuetudinaria se tiene que acabar de una vez y por todas Tamaña mentalidad nuestra es execrable.
