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Aficionados y taurinos deben opinar sobre la subasta de Las Ventas

El revuelo ya está armado con el pliego de condiciones para la subasta de la plaza de Valencia. Los aficionados de aquella ciudad no están conformes con las limitaciones que pone la Diputación en el montaje de los carteles, aunque sea a beneficio de sus paisanos toreros.Por supuesto que quieren lo mejor para ellos, y que sean figuras, pero si está claro que no reúnen las condiciones técnicas o artísticas suficientes tampoco pretenden que se mantengan en primera línea con atropello de toda razón, ni les apetece soportar medianías en sus temporadas.

La Diputación valenciana, mediante una cláusula que rezuma demagogia en la mejor y más quintaesenciada línea facha, les ha jugado una mala pasada a la afición valenciana y a la empresa que se vaya a hacer cargo de la plaza. Una y otra ya saben, de antemano, que en cuatro corridas y en seis novilladas han de ver toreros de la tierra, aunque éstos no tengan el mejor interés artístico o taquillero.

En la impopularidad de este pliego de condiciones tiene la Diputación de Madrid el ejemplo de que no puede dar por definitivo el suyo sin antes pulsar la opinión de los aficionados madrileños y representantes de los estamentos taurinos de reconocida solvencia. Está claro que la Diputación no exigirá mínimos de corridas para toreros madrileños (o eso suponemos), pues ni siquiera estos profesionales se han movido nunca en tal sentido, pero hay otras aspiraciones que debieran verse plasmadas en el pliego. Recogemos algunas de ellas:

1. La temporada de Madrid debe empezar no después del primer domingo de marzo y terminar no antes del último de octubre. De abril a septiembre debe montarse, todas las semanas, en día laborable, por lo menos, un festejo con picadores, que podría ser jueves o viernes (salvo cuando haya fecha festiva entre semana). Los sábados no deben computarse como fecha laborable.

2. Estará obligada la empresa a organizar abono con motivo de las fiestas de San Isidro, pero conviene limitar el número máximo de festejos. Más de ocho corridas consecutivas será un buen negocio para la empresa, pero resulta un serial excesivo para las posibilidades de la afición y del propio plantel de toreros y ganaderías. No obstante, la empresa arrendataria podrá organizar otros abonos. Por ejemplo, «la feria del toro», en junio, y la «feria de otoño», en septiembre.

3. Es imprescindible promover la organización de novilladas, para lo cual se exigirá a la empresa un porcentaje mínimo razonable. En contrapartida, la Diputación debería ofrecer estímulos para que prolifere este tipo de festejos. Entre otros, liberar del canon de arrendamiento toda novillada que rebase aquel mínimo.

4. En el seno de la Diputación, o bajo su tutela, ha de haber una comisión permanente que supervise la actuación de la empresa en el transcurso de la temporada. Vigilará expresamente que la misma cumpla las normas que establece el actual reglamento y las estipulaciones del contrato de arrendamiento.

5. La empresa arrendataria de la plaza de Las Ventas ha de renunciar al apoderamiento de toreros, en cualquiera de sus fórmulas o modalidades. Quizá ésta debiera ser la primera y fundamental estipulación del contrato.

6. La estipulación, en la actualidad vigente, por la cual la empresa, cuando alcanza una cifra global de taquilla, tiene que pagaar a la Diputación un porcentaje que incrementa el canon de base, debe desaparecer, pues coarta el necesario estímulo económico que ha de tener la empresa para la organización de mayor número de festejos. Y aún añadiríamos que en lo que se refiere a la cuantía del canon convendría que la Diputación fuera, en estos momentos, generosa y razonable.

Antes del verano se anunció, de forma oficiosa, que durante el presente mes de octubre se haría público el pliego de condiciones, y así lo esperamos. Pero, como decíamos. convendría que lo conociéramos antes de darle carácter definitivo. O, por lo menos, el margen de posibilidades en que puede moverse la Diputación a este respecto. El futuro de la fiesta de toros de Madrid depende del inminente concurso-subasta, cuya resolución empezará a tener efecto a partir de la próxima temporada.

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