La clase optimist, vivero de campeones
Este fin de semana comenzará en el embalse de Entrepeñas el II Trofeo Amade, que está reservado a la clase optimist. El sábado se disputarán dos mangas, y el domingo, las otras dos. Participarán cerca del centenar de embarcaciones, procedentes de toda España. Esta clase de embarcación a vela significa, por su sencillez, el catón que todo niño debe aprender antes de pasar a empresas mayores.
La clase optimist está reconocida internacionalmente. Dadas sus características, es la ideal para el aprendizaje. Es por ello por lo que el regatista sólo puede participar en competiciones de esta clase hasta el 31 de diciembre del año en que cumpla los quince. España tiene en su haber varios campeonatos mundiales de vela. Al igual que otros campeones, los triunfadores hicieron sus primeras armas en la clase optimist.Por ser una especialidad preferentemente dedicada a los niños, se exigen unas especiales medidas de seguridad. El tripulante debe ser capaz de recorrer a nado una distancia mínima de doscientos metros, debe llevar puesto un salvavidas, debidamente autorizado, y en el período de instrucción es obligado a realizar pruebas de volcado de la embarcación, vigilado siempre por un experto, con objeto de que aprenda a desenvolverse y a actuar ante cualquier accidente de este tipo que pudiera sobrevenir.
Los antecedentes del optimist comenzaron en Clearwater (Florida), cuando un grupo de amigos construyó unos vehículos con cajas y ruedas y a las que añadieron una vela. Fue prohibida su circulación por las calles, y poco después, Clark Mills diseñó una embarcación al estilo de las prohibidas, ya para botarlas en el agua. Su característica era la sencillez, lo que provocó una enorme aceptación en el mundo entero. A Europa llegó en 1954. Dinamarca fue el país que primero comenzó a construir este tipo de embarcaciones. Su rápida difusión -2.000 embarcaciones en cinco años- obligó a fundar una organización, y en 1962 se celebró la primera regata de optimist entre Noruega, Suecia, Dinamarca y República Federal de Alemania.
A España llegó la clase optimist en 1968. Se presentó en el Salón Náutico de Barcelona, y al año siguiente se celebró el primer campeonato nacional en Arenys de Mar. Desde entonces se ha ganado un campeonato mundial, el de Tomás Estela, en 1972, y dos subcampeonatos por equipos, en 1974 y 1978.
La vía más fácil que tiene un niño para practicar la vela en la clase optimist es englobarse en un club -existen unos cuatrocientos repartidos por toda España-, donde puede hacerse con iina embarcación y beneficiarse de las 10.000 pesetas que concede la Federación para su compra. El precio de un optimist es de unas.30.000 pesetas.
Este deporte puede practicarse en numerosos puntos debido al gran número de kilómetros que tiene España de costa, amén de los numerosísimos embalses que existen y que son ideales para los principiantes, ya que es aconsejable efectuar las primeras navegaciones en aguas tranquilas y con viento de escasa intensidad.
Las características de las embarcaciones optimist -hay 8.000 en España- son: eslora total, 2,30 metros; eslora en flotación, 2,15; manga, 1,13; superficie vélica, 3,50 metros cuadrados; peso del casco (mínimo), 35 kilos; peso total, 42 kilos. La embarcación es monoplaza y reconocida desde 1973 por la Internacional Yacht Racing Union como clase internacional para losjóvenes.
Este fin de semana, en Entrepeñas, ochenta niños disputarán el II Trofeo Amade. De ellos saldrán campeones en potencia para mayores empresas, porque España es un pueblo navegante por excelencia merced a su privilegiada situación en el mapa. La medalla de plata que consiguieron Goróstegui y Millet en la clase 470 dentro de los Juegos Olímpicos de Montreal no fue casualidad.
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