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Reportaje:

Rocard, al frente de la espectacular ascensión del Partido Socialista francés

La ascensión irresistible del Partido Socialista francés (PS) se confirma: tras su espectacular victoria en las cinco elecciones legislativas parciales recientes, el primer sondeo nacional tras las legislativas de marzo último le confiere el 32% del electorado, récord histórico nunca alcanzado. Paralelamente, estos comicios, igual que las encuestas, corroboran el descenso de los comunistas (sólo 18%). Michel Rocard, dirigente nacional del PS, parece encarnar la nueva etapa del socialismo galo. Nuestro corresponsal en París, Feliciano Fidalgo, informa sobre el «fenómeno Rocard», que domina la actualidad política del país vecino.

El affaire Michel Rocard está sobre el tapete de la actualidad política francesa, y de manera más concreta y directa es su partido, el Socialista, el que vive y sufre la hora del rocardismo. Pero a medio y a largo plazo, las alianzas de izquierdas y, por ende, el giscardismo también serán afectados. La operación de Rocard apuntaría, en un primer tiempo, a conseguir el consenso de su partido para que lo designe candidato a la presidencia de la República en 1981. Esto equivaldría a «matizar» la estrategia de izquierdas del PS, apuntillando de entra da al que hasta el fracaso legislativo de marzo último, fue el «hombre providencial» del socialismo galo, François Mitterrand.La biografía de Rocard es el primer elemento del dossier que replantea hoy el porvenir del Partido Socialista francés tras el desastre de la alianza con los comunistas, que, desde hace ya tres lustros, ha sido la «obra maestra» de Mitterrand. Michel Rocard procede de la burguesía intelectual, es diplomado del ENA (una de las dos escuelas vivero de la clase política) e inspector de finanzas, pertenece a la alta administración del Estado, practica el esquí y fue izquierdista en el Partido Socialista Unificado (PSU), del que era secretario general cuando en 1969 se presentó como candidato a la presidencia de la República. En este momento empezó su primera reconversión y, en 1973, con algunos militantes, abandonó el izquierdismo intelectual para ingresar en el PS dirigido por Mitterrand.

La "rocardización" del socialismo

La batalla de «rocardización» del Partido Socialista puede decir se que empezó públicamente la noche del 21 de marzo, fecha negra de la izquierda gala al perder sensacionalmente las legislativas: aquella noche, cuando toda Francia estaba frente al televisor, Rocard recitó espontáneamente un texto (se aseguró que lo había preparado durante toda la tarde) que emocionó a una sociedad supersensible a las formas y, más aún, al bien decir. «Una vez más -empezó solemnemente Rocard-, la izquierda ha fallado su cita con la historia.» Algunos recordaron inmediatamente que el actual presidente, Valery Giscard d'Estaing, en 1974 había metido a los franceses en el bolsillo el día de la presentación de su candidatura al Elíseo cuando soltó, también espontáneamente, aquello de « francesas, franceses, quiero mirar en lo más profundo de vuestros ojos» ( ... ).Desde aquella noche fatídica, el diputado de Yvelines y sus partidarios del PS operan en forma «paralela» al partido. Sus contradicciones respecto de la estrategia no electoral de la mayoria representada por Mitterrand pudieron enmascararse en un primer tiempo, porque el único enemigo y el único culpable del fracaso electoral era, oficialmente, el Partido Comunista.

Pero la táctica consistente en que «la ropa sucia se lave en casa», defendida encarnizada m ente por los «mitterranistas» , no ha resistido ni las ambiciones personales ni los errores de un proyecto político (el socialista) que no es compartido por las diversas tendencias que cohabitaron bajo el «reinado» de Mitterrand.

Tras el paréntesis veraniego, Michel Rocard ha puesto todas sus cartas y sus ambiciones sobre la mesa. Fue el domingo pasado, en la emisión política radiofónica más importante de Francia, cuando el dirigente socialista declaró la guerra a todos sus contrincantes en el seno del PS.

«Hay que cambiar de lenguaje -dijo-. Un cierto estilo o arcaísmo políticos están condenados.» ¿Acababa de criticar así el «estilo» y el «arcaísmo» del primer secretario del partido, François Mitterrand?

Esquemáticamente, los proyectos políticos de los dos hombres se definirían como sigue: para Rocard, «los condicionamientos económicos de la sociedad actual deben, a su vez, condicionar de antemano la definición de los objetivos políticos.» Por el contrario, Mitterrand supedita la elaboración de la estrategia económica a los objetivos políticos. En definitiva, la estrategia de Rocard, destinada a hacer del PS un partido creíble de Gobierno, implica el derrumbamiento de la estrategia de la Unión de la Izquierda.

La batalla sólo acaba de empezar

La guerra planteada abiertamente por Rocard en el PS no ha hecho más que empezar. Los episodios serán muchos. Los otros dos «clanes» del partido, el capitaneado por el «cristiano indeciso». Pierre Mauroy y el grupo izquierdista CERES, también dividido últimamente entre Rocard y Mitterrand, decidirán el resultado final que persigue el inspector de finanzas: agrupar en torno a sus tesis a una mayoría de militantes que el próximo año lo elija para representar al partido en las presidenciales de 1981. En este momento, la dimisión de Mitterrand como primer secretario sería, entonces, un hecho, y, según fuentes creíbles, el puesto ya se lo habría «ofrecido» Rocard al que aún es «casi» su enemigo, el señor Mauroy.El desenlace del «caso Rocard», en todo caso, mostrará si tienen razón los comunistas, que lo odian por «traidor socialdemócrata» y si no se equivocan quienes creen saber que Giscard «está ilusionado con poder nombrar primer ministro a Rocard». El futuro del giscardismo y la alianza comunista-socialista pasan, ahora, de cara a un futuro más o menos largo, por la suerte de la operation verité, puesta en marcha por el hombre que, tras la caída en picado de la popularidad de Mitterrand, goza del mismo favor que su adversario ante la opinión francesa, puesto que el 45% de los ciudadanos creen en su porvenir.

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