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Dificultades alemanas para cumplir los acuerdos de la "cumbre" de Bonn

El medio billón de pesetas en reducciones fiscales prometido por el canciller Schmidt durante la «cumbre» económica en Bonn en julio, como contribución alemana al relanzamiento económico mundial encuentra dificultades serias de realización. El paquete legislativo que debe preceder a la puesta en vigor de las medidas de reducción fiscal ha provocado, primero, roces entre los dos miembros de la coalición gubernamental, socialdemócratas y liberales, y, después, un enfrentamiento en las instancias gubernamentales socialdemócratas en Bonn y en algunos estados federales.

La manzana de la discordia es el llamado impuesto sobre la suma salarial, que recaudado por las comunidades locales se determina sobre la masa salarial de las empresas de la respectiva comunidad. Esta fuente de ingresos, en el año pasado un total de 14.000 millones de pesetas, debe desaparecer con la entrada en vigor de las medidas fiscales, en enero de 1980; a cambio de ello Bonn promete a las comunidades un aumento de su parte, actualmente un 14%, en el impuesto sobre la actividad industrial. Esto no satisface a los representantes comunales, encabezados por los socialdemócratas de Nordrhein-Westfalia. Una entrevista el pasado fin de semana entre el canciller Schmidt y los representantes del Estado no ha logrado resolver las diferencias. Para los mandatarios comunales de esta región el citado impuesto tiene una suma importancia. La industria minera y siderúrgicaabundante allí emplea a mucha gente, pero es poco beneficiaria.

Proyecto poco justo

El proyecto de ley fue votado en el Gabinete a finales de agosto. Su tónica general es reducir los impuestos directos para aumentar los indirectos. Esto ha indispuesto a algunos diputados socialdemócratas, porque lo consideran socialmente poco justo. No sorprende, pues que el viernes pasado por la noche veinticuatro diputados socialdemócratas del «land» de Nordrhein-Westfalia. anunciaran públicamente que votarán contra el proyecto de ley en el Bundestag. Esto despertará nuevamente las inquietudes, formuladas después de la «cumbre» de Bonn por primera vez, entre los liberales, que hacen del paquete fiscal votado en el Gabinete una condición imprescindible de su alianza con los socialdemócratas.

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