Un decepcionante VaIencia hizo bueno al Madrid
El Madrid inició la nueva Liga con buen pie, en cuanto a juego, y aunque la suerte o el acierto en los remates no le acompañó, hizo méritos más que suficientes para derrotar a un decepcionante Valencia. La fuerza y velocidad del campeón, su mejor orden, debieron darle una victoria más amplia. El equipo valenciano, del que se esperaba mucho más, no tuvo ni la disculpa del ausente Kempes, pues su planteamiento táctico, muy mal hecho por su entrenador, Marcel Domingo, su individualismo y una lentitud desesperante, sin saber jugar al primer toque, posiblemente hubiesen arrastrado también a su máxima figura, en caso de jugar.El encuentro Madrid-Valencia, inaugural de la Liga en Chamartín, tenía mucha importancia para el equipo blanco. No sólo recibía a uno de los, teóricos aspirantes a arrebatarle el título, sino que el reforzado Valencia podía agravar sus debilidades defensivas. Sin embargo, el Madrid pasó el trago con holgura. No sólo demostró mejores cosas que su rival siempre, sino que además le sirvió para afirmarse en su cobertura, hasta el punto de que -Benito, uno de sus hombres más discutidos últimamente, tuvo la oportunidad de hacer un magnifico partido y oyó corear su nombre por el voluble público. La nulidad ofensiva valenciana, ese absurdo 4-4-2 tan en boga, cuando el centro de campo no funciona, pese a estar superpoblado, y los dos solitarios delanteros se pierden en la inoperancia y la ¡inpotencia ante la defensa contraria, hizo buena a la defensa blanca, ridiculizada frente al Hamburgo. Con la lentitud del Valencia el domingo, y su exceso de retención del balón, para colmo, cualquier defensa se puede lucir y hasta irse al ataque, como sorprendentemente pudo hacer Benito en dos ocasiones.
La gran diferencia entre madridistas y valencianos, que no se reflejó en el marcador con más goles blancos por pura casualidad, es tribó en algo muy claro: mientras que los primeros jugaron con el bloque de¡ año pasado, y mejor que entonces (a la conjunción se unió la efectividad), los segundos han introducido cambios, pero mal. No se puede desaprovechar a Solsona por una banda -auyque le marcara bien San José-, único hombre que, al parecer, puede organizar juego en el Valencia, y mucho menos obligar al todavía lentísimo Bonhof, ¿hasta cuándo?- a marcar -es un decir- a esa fuerza-de la naturaleza que es Stielike. Resulta inútil, entonces, formar un centro de campo de cuatro hombres, tan est ático, además, si cios se pierden así y los restantes son tan «cortitos»' como Castellanos, que sólo salió para estorbar -relativamente a Del 1 Bosque, y Arias, que empezó emparejado con Wolf, no encontró su sitio hasta que pasó a ocuparse de Stielike. Al Madrid, en cambio, la bastó la elasticidad de sus hombres en la zona, pues Stieflke subió y bajó, Del Bosque y Wolf arrancaron desde atrás y Jensen ayudó también -retrasándose a su estilo, sacando de su sitio, de paso, a su marcador, Carrete.
Si el centro del campo valenciano no funcionó para el ataque porque nadie apoyó a los solitarios Diarte y Felman, lo más grave es que fue también un continuo aliado blanco al dejar vendida."á su defensa en- bastantes ocasiones. Menos mal que tuvo al acertado Manzanedo. El ejemplo del gol de Stielike, en el que el balón fue de una portería a otra sin que sus rivales lo tocaran, resultó significativo. La rapidez y anticipación blanca fue decisiva. Evidentemente, el Valencia no fue el Hamburgo, y eso también hizo- bueno a un Madrid `en el que han mejorado algunas cosas. Juanito, por ejemplo, que no está desmoralizado como la temporada pasada, y también la mayor entidad centrocampista con la presencia de un aplomado Del Bosque. Si a ellos unimos que Wolf estuvo muy atento al principio a echar las manos que hiciera falta a la defensa -sacando así a Arias primeramente de su sitio-_y después dobló repetidamente a- Pirri en el puesto de defensa libre, no extraña la mejora. El peor fue Sol, nervioso ante Felman.
-buena prueba de ello es que se le escapó en la jugada del penalti y tuvo que meter el pie San José-, pero Benito se creció para ayudarle.
Después de ver el Madrid-Valencia se ha demostrado, una vez más, que en el fútbol, por muy «moderno» que sea, mandará siempre la velocidad, la preparación fisica, el apoyo al compañero y la búsqueda de espacios libres.Menos tácticas y más aprovechar a los hombres, cabría decir. El Valencia olvidó esto y por eso sólo contó con una ocasión de gol en cada tiempo -tiro de Bonhof y fallo de San José, que pudieron aprovecharUarte y Felman- El Madrid, mientras tantotuvo seis en la primera parte -dos tiros de Wolf, otro de Stieflke y uno trompicado de Pirri, que rozó el poste, aparte del que salvó Botubot a Jensen con la portería vacía y el libre indirecto de Juanito al larguero-; y ocho peligros más en la segunda, con el Valencia algo más adelantado y ya al contraataque, a cargo de Juanito y Santillana, tres cada uno, Stieflke y Wolf. El_ 2- 1, pues, no pudo ser mejor para el equipo de la capital del Turia.
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