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Entra en vigor en Inglaterra una ley contra la pornografía infantil

La ley contra la pornografía infantil, técnicamente denominada «ley para la Protección de los Niños», entra hoy en vigor en Inglaterra y Gales, después de que el Parlamento británico aprobara meses atrás, sin necesidad de votación, el proyecto presentado por el diputado conservador Cyril Townsend.Según los términos de la nueva ley es un delito tomar fotografías o hacer películas indecentes de niños menores de dieciséis años, o poseerlas con ánimo comercial, distribuirlas o publicarlas. Las condenas por infracción de la norma pueden llegar hasta a tres años de cárcel y las multas, a discreción del juez, no tienen techo establecido. La ley autoriza a la policía, previo mandato, a registrar los locales donde suponga que se produce o almacena material pornográfico protagonizado por niños. Los tribunales ordenarán la destrucción de fotografías, publicaciones y películas.

Aunque retocado por la Cámara de los Lores, el texto no ha perdido la vaguedad de que fue acusado en los comunes. El término indecente no se define y se juzgará, según el Ministerio del Interior, de acuerdo «con los patrones sociales reconocidos». La nueva norma -a la que el Gobierno laborista sólo prestó apoyo tras convencerse de que era ampliamente apoyada por todos los partidos- viene a sumarse a otras tres que se ocupan de la explotación infantil: la ley de delitos sexuales, de 1956, la de publicaciones obscenas, de 1959 y la de indecencia con los niños, de 1960. Todas ellas son descritas como insuficientes o poco precisas para combatir la pornografía.

El uso comercial de material pornográfico infantil ha conocido un gran auge en Gran Bretaña en los últimos años. De su pasada circulación en privado se ha convertido en un negocio que, según estimaciones policiales, puede suponer varios millones de libras anuales. En 1977, y sólo en el área de Manchester, la policía se incautó de publicaciones y películas por valor de 75.000.000 de pesetas. La mayor parte de este material, descrito como absolutamente explícito (relaciones sexuales, masturbación, bestialismo, etcétera), es ahora producido en el Reino Unido, que antes lo importaba de la República Federal de Alemania, Dinamarca y Holanda.

Aunque en algunas pequeñas tiendas de Londres y otras grandes ciudades pueden adquirirse publicaciones pornográficas infantiles, a un precio que varía entre las trescientas y las 1.500 pesetas según el grado de dureza de las reproducciones, el grueso del negocio se realiza a través de los envíos por correo directamente desde los distribuidores.

El proyecto presentado en febrero a los Comunes por el parlamentario conservador Cyril Townsend, fue elaborado como consecuencia directa de la proliferación de descubrimientos de niños implicados, por dinero o por engaño, en el comercio pornográfico. Una fuerte campaña a escala nacional iniciada por organizaciones que velan por las buenas costumbres, apoyada inmediatamente por la iglesia de Inglaterra y la católica, y la presión de la policía condujeron a una rápida travesía parlamentana de la ley que hoy entra en vigor.

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