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Inquietud en Gerona por el tránsito de sustancias peligrosas por la ciudad

«El Ayuntamiento no puede consentir por más tiempo que la ciudad esté expuesta a riesgos tan graves», ha afirmado el alcalde de Gerona, Ignacio de Ribot, en el último pleno municipal refiriéndose al paso diario de grandes camiones-cisterna por el interior del casco urbano

Según sus propios cálculos superan el medio centenar los vehículos que cada día utilizan la carretera nacional II, de Madrid a La Junquera, carretera que atraviesa Gerona de Norte a Sur, portando materias inflamables, explosivas y tóxicas.En vista de ello, el consistorio ha acordado por unanimidad elevar una petición, urgente al Gobierno para que adopte las medidas oportunas. Sin duda, la más eficaz de ellas sería poner en marcha la ejecución de¡ proyecto de construcción de un cinturón de ronda, cuyos trazos esenciales han sido ya expuestos varias veces a los medios informativos, pero que van pasando los años y nunca acaba de ser realidad.

Los partidos denuncian

Por su parte, varios partidos políticos, entre ellos el Partit Socialista de Catalunya (PSC) han publicado un comunicado «exigiendo medidas claras y urgentes». Este partido, además de los peligros de la N-II, denuncia otro peligro no menos grave, como es la presencia de los depósitos de la CAMPSA en el barrio de San Narciso, de la misma ciudad. Dichos depósitos deben contener cerca de un millón de toneladas de combustible, y en caso de explosión ocasionarían una catástrofe de consecuencias imprevisibles, dada la densidad de población que vive tocando prácticamente los tanques.

De ahí que el PSC afirme que «Gerona vive en condiciones de inseguridad mucho más graves que las que podían preverse en el camping Los Alfaques, ya que allí el peligro y la población eran transitorios, pero aquí son permanentes y multiplicados».

Ferrocarril poco seguro

Otro peligro que gravita sobre la ciudad de Gerona es la derivada de la falta de una vía de seguridad, o «estrelladero» en la estación de mercancías. Dicha estación- se halla a tres kilómetros de distancia de la ciudad y a mayor altura, con lo que, en el caso de que se desprendiera algún vagón o vagones-cisterna, de los veinte o treinta que cada día llegan a la misma, se precipitarían a velocidad creciente contra la estación de viajeros. La catástrofe sería espantosa y, según han informado a EL PAIS fuentes fidedignas, ya se ha dado el caso de liberación inesperada de algunos vagones, que, afortunadamente, han podido ser frenados a tiempo sobre la marcha jugándose la vida para ello los empleados.

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