Peugeot-Citroën adquiere las filiales europeas de Chrysler Corporation
La Chrysler Corporation, tercer fabricante de automóviles de Estados Unidos, vendió ayer sus filiales europeas en Francia, Gran Bretaña y España al grupo francés Peugeot-Citroën, según anunciaron fuentes oficiales de las sociedades implicadas en la operación. Las condiciones conocidas del acuerdo suponen para la multinacional norteamericana pasar a controlar el 15% de las acciones del grupo francés, y percibir además 230 millones de dólares (18.400 millones de pesetas). La decisión tiene una importante repercusión en nuestro país, al estar afectada Chrysler España. El grupo resultante se convierte en primer fabricante europeo de automóviles y quinto del mundo. El acuerdo adoptado queda sólo pendiente de la autorización de los respectivos Gobiernos afectados.
Un portavoz de Chrysler Corporation en Detroit confirmó a últimas horas de ayer al corresponsal de EL PAÍS en Washington, Juan G. Yuste, la decisión de sus dirigentes de ceder al grupo francés Peugeot-Citröen todas las Filiales existentes en la actualidad en Europa, localizadas en Francia, España y Gran Bretaña. La operación tiene un precio global de quinientos millones de dólares (40.000 millones de pesetas), de los que 230 serán efectivos en el momento de consumar el acuerdo y el resto será satisfecho en acciones de la nueva sociedad resultante, por valor de 270 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 15% del futuro capital social del nuevo grupo.Chrysler se convertirá así en uno de los accionistas principales de la nueva sociedad, lo que permitirá reforzar su posición en los mercados europeos e internacionales. El grupo resultante se erigirá en líder indiscutible de los fabricantes automovilísticos europeos y consolidará sus respectivas posiciones en el mercado mundial. El indicado portavoz señaló que los términos del acuerdo eran «altamente satisfactorios» para la firma de Detroit.
Continuarán las «marcas»
Siguiendo la tónica generalizada en todas las operaciones de fusión o acuerdo entre las firmas multinacionales del motor, en esta oportunidad queda también establecida la continuidad de las respectivas marcas y denominaciones de los vehículos. Básicamente, las marcas incorporadas al nuevo grupo son Chrysler y Dodge para los casos de España y Gran Bretaña, y Matra-Simca en la filial francesa y España. Asimismo, está previsto que la multinacional americana mantenga la dirección operativa de las distintas factorías hasta 1980, con el propósito de garantizar el funcionamiento productivo sin problemas.
El presidente de Chrysler, John Riccardo, declaró poco después de anunciarse la operación que «ésta permitirá a la multinacional centrar sus esfuerzos en el mercado interno de Estados Unidos, ya que las inversiones para modernizar sus instalaciones y desarrollar nuevos productos requieren un gran esfuerzo. En los últimos años, nuestras filiales europeas nos habían causado importantes problemas». Chrysler es el tercer fabricante estadounidense de automóviles, pero en los últimos tiempos atraviesa por importantes dificultades, derivadas sobre todo de la disminución de ventas de sus modelos y el incremento de los costos de producción. Durante los cuatro primeros meses de este año. el ejercicio de la empresa presentó un déficit de 120 millones de dólares (9.600 millones de pesetas). En 1,977, la sociedad tuvo una cifra de negocio de 16.708 millones (le dólares (1.336 billones de pesetas), lo que la coloca en el treceavo lugar del mundo por tal concepto. Su plantilla en Estados Unidos rebasa los 251.000 trabajadores. En cuanto a las divisiones europeas de Chrysler, fabricaron el pasado año unas 800.000 unidades, con una plantilla de unas 80.000 personas y unas ventas conjuntas en 1977 de 3.250 millones de dólares.
Tercer intento
Desde hace aproximadamente dos años, la multinacional norteamericana tenía el propósito de desprenderse de sus filiales en Europa. A tal efecto inició conversaciones con la Regie Renault francesa, con la que estuvo a punto de alcanzar el acuerdo. Sin embargo, los responsables de la sociedad francesa no se mostraron dispuestos a absorber la filial en Gran Bretaña, posiblemente por no disponer actualmente de otra participada directa. Renault sí deseaba adquirir el control de las plantas francesas de la antigua Matra-Simda y de las de la filial y de Chrysler en España, a las que podía integrar fácilmente en sus cadenas productivas, tanto en automóviles como en vehículos agrícolas e industriales. La firma de Detroit mantuvo invariables sus criterios de negociar todo el paquete de filiales del continente y el acuerdo no llegó a firmarse.
Posteriormente, la firma americana entabló conversaciones con la industria japonesa, respondiendo en principio favorablemente Mithsubitsi, que se! mostraba dispuesta a adquirir las tres filiales, de acuerdo con los deseos de Chrysler. En esta oportunidad, cuando el acuerdo estaba prácticamente ultimado, surgió la oposición de las autoridades de Gran Bretaña, que se mostraban poco propicias a admitir a la industria japonesa en sus fronteras.
La tercera y definitiva negociación no parece haber sido excesivamente complicada y los dirigentes de los dos grupos han conseguido mantener en secreto la operación hasta ayer, causando una notable sorpresa en todos los medios empresariales y financieros internacionales.
El primer productor de Francia
El grupo Peugeot-Citroën, primer fabricante francés de alatomóviles, que consiguió desbancar el pasado año a Renault. surgió como consecuencia de las dificultades planteadas en Citroën a finales de 1974. Esta firma, propiedad mayoritaria del grupo Michelín desde 1934. logró importantes resultados con su popular dos caballos, que alcanzó una de las mayores penetraciones de venta de la industria europea de las últimas décadas. Sin embargo, sus programas de renovación técnica, basados en los proyectos de ingeniería más audaces de la industria continental, se vieron menoscabados por una irregular gestión empresarial, que colocó a la sociedad en una delicada situación, al borde de la quiebra en los últimos meses de 1974. Las dificultades forzaron la intervención gubernamental y se atribuye al propio presidente de la República, Giscard, la mediación para que Peugeot adquiriera en aquella oportunidad el 38% de Citroën, asumiendo en aquel momento la gestión de la sociedad. Posteriormente, en 1976, la integración sería total y Peugeot pasaría a ostentar la participación mayoritaria (40%) en la nueva sociedad -capital de 9.000 millones de pesetas-, en tanto que MIchelín conservaba el 10%. Previamente, Citreén había desgajado de su estructura productiva la división de vehículos industriales Berliet, adquirida por la Regle Renault Y posteriormente integrada en el Grupo Saviem.
El pasado año de 1977 el grupo Peugeot-Citroën presentó una cifra de negocio de 681.000 millones de pesetas, con participación en 180 sociedades -ochenta de ellas en el extranjero- y una plantilla global de 175.000 trabajadores -25.000 fuera de Francia- .Básicamente la producción de automóviles del grupo está centrada en cinco núcleos; Aulnay Sousbols, Mulhouse, Rennes, Sochaux y Vigo-Orense, este último en España.
El nuevo grupo en Europa
Tras el acuerdo, el nuevo grupo Peugeot-Citroën, con la inclusión de las tres filiales de Chrysler en el continente, se convierte en primer productor de Europa. Durante el pasado año la producción de las factorías ahora integradas fue del orden de los 2.169.000 vehículos, sensiblemente por encima de las cifras de FIAT, Wolkswagen y Renault, incluidas sus respectivas filiales.
En el mercado mundial, Chrysler en sí misma verá reducida su cifra de producción, pero si se tienen en cuenta conjuntamente las de Peugeot-Citroën y las de las factorías dependientes directamente de Chrysler, Detroit pasaría a colocarse en se,gundo lugar mundial, sólo superada por General Motors.
Chrysler España
La operación tiene una importante repercusión en España, centrada sobre todo en Chrysler España, que pasará a pertenecer al nuevo grupo Peugeot-Citroën, que ya posee una participacion del 45 % en otra empresa española, Citroën Hispania, para la que ha solicitado recientemente autorizacion gubernarriental para incrementar la participación accionarial por encima del 50% que marca la legislación. Por su parte, Chrysler España fue constituida a partir de la antigua sociedad española Barreiros y el 97,5% de su capital pertenece a la multinacional de Detroit.
En sus factorías de Villaverde, cerca de Madrid, Chrysler España fabrica tres gamas diferen ciadas de productos: automóviles -Simca, Chrysler y Dodge-, industriales -Dodge- y agrícolas -Barreiros y Dodge-. Durante el pasado año, la producción total de vehículos automóviles fue de 96.435 unidades, lo que la colocaba en el último lugar de los productores actualmente afincados en España. Durante los seis primeros meses de este año, la producción fue de 46.505 unidades de las que 8.612 fueron destinadas a la exportación.
La integración de Chrysler Espana en Citroën Hispania parece prácticamente asegurada a corto plazo, lo que provocará algunos cambios en la estructura de la industria española del automóvil. Al mismo tiempo, es de prever que la integración refuerce los planes de expansión de la empresa de Vigo-Orense, cuyo programa de inversiones hasta 1982 totaliza los 15.000 millones de pesetas. La producción conjunta de las dos factorías hubiera colocado en segundo lugar al nuevo grupo el pasado año, entre los productores de automóviles en España, directamente tras SEAT y ligeramente por encima de Renault. Sin embargo, el incremento de las exportaciones de Ford en el presente ejercicio relegan a Citroën-Chrysler al cuarto lugar.
La incógnita de SEAT
A partir de ahora son, pues, cuatro los grupos dedicados en España a la fabricación de automóviles con la persistente incógnita de qué pueda acontecer con el futuro de SEAT. Las previsiones son más complejas en vehículos industriales. La decisión de Chrysler descarta prácticamente a la firma norteamericana de las conversaciones que el INI mantiene cara al futuro de ENASA, reforzándose la alternativa IVECO. Por otra parte, Chrysler España estaba dedicada también a la producción de vehículos agrícolas y militares, modalidades a las que el grupo Peugeot-Citroën había prácticamente renunciado en los últimos años.
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