El "bebe probeta", éxito científico de los doctores Edwards y Patrick
Un sorprendente descubrimiento en el tras plante de cinco embriones de mono, dado a conocer este mes por un investigador británico, explica el éxito de los doctores Robert G. Edwards y Patrick C. Steptoe al implantar un embrión humano en una mujer. Ese embrión se desarrolló hasta convertirse en un foto cuyo ritmo cardíaco resultó audible. Ahora el nacimiento del bebé confirma su éxito y, abre un campo nuevo para la investigación científica.
Los descubrimientos logrados en el trasplante de embriones de mono sugieren también que los trasplantes de embriones humanos podrían ser más fáciles que lo que hasta ahora se asumía.El investigador que ha llegado a estas conclusiones es el doctor John H. Marston, del hospital Clínico de la Universidad de Birmingham (Inglaterra). El doctor Marston y sus colegas han de mostrado que los trasplantes de embrión pueden ser llevados a cabo con éxito en una época muy temprana del desarrollo de la célula, incluso cuando se haya producido sólo una división del óvulo primitiva.
Si ésta es una característica peculiar de los primates, incluido el hombre, debe pensarse que el embrión humano puede ser cultivado en laboratorio durante muy poco tiempo antes de que sea insertado en la que haya decidido asumir el papel de madre.
En anteriores intentos de provocar el embarazo en mujeres estériles, los doctores Edwards y Steptoe habían cultivado embriones durante cuatro o cinco días antes de implantarlos en las madres. Muchos especialistas creyeron que tan larga vida dentro de un medio ambiente artificial era una razón probable para los numerosos fracasos de ambos especialistas.
El óvulo, extraído de la madre
El diario londinense Daily Mail contaba el pasado lunes que el embrión convertido ahora en niño fue insertado en la madre en un momento muy primitivo de su desarrollo. El citado periódico ha comprado los derechos exclusivos sobre los relatos que de esta experiencia hagan los que se hallan implicados en ella. El artículo del Daily Mail cita a la madre, Lesley Brown, de Bristol (Inglaterra), que ha dicho que se le extrajo un óvulo el 10 de noviembre de 1977. Sólo dos días después el doctor Edwards dijo: «Vamos a devolverlo a su sitio.»El período normal de gestación terminó a principios de agosto. Con anterioridad se decidió extraer al niño por medio de una operación de cesárea y, al parecer, la señora Brown declaró que ha firmado un papel según el cual se comprometió a ser sometida a un aborto si se descubría que el feto presentaba algún tipo de defecto irremediable.
Los descubrimientos efectuados con los monos tipo Rhesus sorprendieron a los especialistas porque otros embriones marnarios, sobre todo los de conejos y ratones, invariablemente morían si se introducían en los úteros maternos antes de que alcanzaran un desarrollo multicelular.
Fue esta circunstancia -al menos hasta que se revelaron los descubrimientos relativos al Rhesus- la que llevó a los doctores Steptoe y Edwards a cultivar sus embriones a una época de transición entre la morula (primer esbozo del embrión, que se presenta con la forma de una mora, de ahí su nombre) y el blastocito (fase de desarrollo del huevo, cuando éste alcanza unas 170 células), el quíntuple de las que alcanza la morula.
En la reproducción en condiciones normales, el embrión sufre sus primitivas divisiones celulares en los conductos que unen los ovarios, donde se oriainan las células, con el útero. La fertilización se produce cuando los huevos descienden a través de las trompas de Falopio.
Las mujeres tratada.s durante más de ocho años de experimentación por los doctores Steptoe y Edwards sufren de trompas defectuosas. Sus óvulos deben ser, por tanto, extraídos del ovario, unirse al esperma del marido en el laboratorio. cultivados hasta una etapa ideal de desarrollo del embrión e insertados lucizo en el útero.
La información sobre los experimentos con monos tipo Rhesus fue divulgada durante la conferencia anual de la Sociedad para el Estudio de la Fertilidad, celebrada en Cambridge (Inglaterra). en cuya Universidad el doctor Edwards desempeña un cargo como especialista en Fisiología de la Reproducción. De acuerdo con este informe, los embriones fueron extraídos de las trompas de Falopio de las monas un día y medio antes de que se produjera la fertilización normal.
Después de una breve manipulación de laboratorio, quince embriones fueron devueltos a las trompas de Falopio de las monas, donde prosiguieron su ciclo completo y descendieron hasta el útero. Cada uno de los otros veinte embriones fueron ubicados en un útero, aunque estaban muy lejos de alcanzar el nivel normal de madurez para que se produjera la mencionada inserción.
A pesar de ello, cuatro de estos embriones sobrevivieron la etapa de la madurez. Dos estaban en un período bicelular cuando fueron insertados. De los quince que entraron en el útero después de haber madurado en la probeta, once fueron los que maduraron.
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