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La separación del fútbol profesional del aficionado, cada vez más necesaria

Los intereses económicos, o, lo que es lo mismo, el dinero, o, lo que es igual, los clubs, prevalecerán en la asamblea general que hoy celebra el fútbol y en las decisiones que en la misma puedan adoptarse. El dinero estará presente, como compañero inseparable, en las propuestas de la Federación y de los clubs y hasta en temas como el mismo calendario de las competiciones y la distribución de los equipos de Segunda B y Tercera División

La política deportiva que puede tener la Federación se enfrentará a los intereses económicos de los clubs. La misma, distribución de los votos favorecerá a los clubs, porque la Federación -y también las regionales en muchos casos- son sus meros representantes. La mayoría de los clubs atraviesan graves crisis económicas. Ante esta situación, es fácil prever que, los clubs defenderán sus subjetivos intereses. Quieren sacar dinero como sea y ahorrarse gastos. La distribución de los equipos en los diferentes grupos no tiene más problemática que la económica y sólo se miran los gastos de los transportes. Los clubs de Primera División quieren los ingresos de los partidos internacionales y un seguro de incapacidad física de veinticinco millones de pesetas para sus jugadores. Las más Importantes propuestas federativas cuentan con un trasfondo económico: el régimen presupuestarlo de los clubs y los intentos de predeterminar resultados de partidos, ya que no se atreven a mencionar la compra-venta de encuentros. Mientras tanto, la Federación y los clubs es posible que desaprovechen el momento oportuno que representa la asamblea de cara a una futura solución de los muchos proble mas que afectan al fútbol español. Acaba de finalizar un Campeonato del Munclo en el que España ha participado después de doce años de ausencia de acontecimientos como éste. Dentro de cuatro años el fútbol español tiene un difícil compromiso: el siguiente Campeonato del Mundo, que se celebrará en nuestro país. Un Campeonato del Mundo es la auténtica reválida que puede servir de examen. Un acontecimiento como este debería convertirse en excusa -a falta de otras que se prefieren ignorar- para estructurar el fútbol español. Toda esta pugna que se puede establecer entre la Federación y los clubs -que de hecho no existe más que en apariencia-, además de acontecimientos futuros de gran importancia, sería la mejor ocasión para establecer la necesaria separación entre fútbol profesional y aficionado y juvenil.

Pero habrá que esperar a la celebración de la asamblea general para estimar sus resultados. En su orden del día aparecen enunciados importantes, pero faltan temas relacionados con la Asociación de Futbolistas, la seguridad social de los jugadores, la incidencia fiscal con la que contarán los clubs a partir de las nuevas normas sobre este asunto y la problemática presencia de losjugadores extranjeros en el fútbol español. Quizá sea preferible tratar temas tan importantes en otras sesiones de trabajo que no sean de las características de la asamblea general. Los clubs de Primera División se han planteado ya la celebración de reuniones periódicas durante la próxima temporada, como pueden ser las de sus gerentes.

Seguramente la presentación y exposicion de presupuestos y liquidaciones no merecerá la atención necesaria, porque no se la quieran conceder, después de haber escuchado el discurso del presidente de la Federación, cuyo contenido se desconoce. Las elecciones de los miembros que han de ocupar las vacantes de la directiva de la Federación no tendrán otro interés que el de conocer sus nombres y a los clubs que representan.

El Campeonato Nacional de Liga se iniciará el 3 de septiembre. El Comité de Fútbol Profesional indicó la posibilidad de que, para próximas temporadas, se iniciase el tercer domingo de agosto. Pero tal propuesta, al igual que otras. como la solución del derecho de retención y de los dos grupos de la Segunda B y la nueva fórmula de disputar la Copa de España, han sido sistemáticamente ignoradas.

Los clubs de Segunda.B habrán de decidir por votación la distribución de sus dos grupos, después de que no hubiera acuerdo entre ellos en la reunión celebrada con Porta. La propuesta federativa defiende la estructura actual y algunos clubs extremenos y andaluces propugnan una división a través de una línea horizontal que pasase por Madrid. Al Norte figuraría el primer grupo, y al Sur, el segundo. Otro tanto sucede con alaunos grupos de Tercera División, sobre todo al incluir los clubs de Baleares.

Las propuestas federativas merecen cierto interés. El régimen económico y presupuestario de los clubs, si pasa de la teoría a los hechos, será positivo. Se pretende sanearlas economías a base de lógicas limitaciones. sobre todo al impedir los elevados fichajes. Los compromisarios tendrán una importancia relevante y un papel decisivo: permitir o prohibir esos fichajes. Los presupuestos deben gozar de ciertas garantías de realidad. La organización arbitral ha elaborado un nuevo reglamento. Pero solamente contará con cincuenta votos en su defensa frente a los cerca de 1.600 del resto de los asambleístas. La compra-venta de partidos supondrá sanciones a las personas concretas e interesadas, pero no a los clubs, que son los socios, los más inocentes. La creación del gabinete jurídico será un progreso en la estructura jurídica del fútbol, ya que será una especie de Tribunal Supremo del mismo.

Entre las propuestas de los clubs destacan las presentadas por el Valencia, que vienen a ser las de todos los de Primera División, y la del Atlético de Madrid. Los clubs quieren los ingresos de los partidos internacionales, distribuídos proporcionalmente según el número de jugadores de cada uno de ellos y que los futbolistas gocen de un seguro de veinticinco millones por incapacidad física desde el momento en que se ponen a las órdenes de Kubala. El Atlético de Madrid pretende que los clubs no estén representados en la directiva de la Federación. No contará con el apoyo suficiente, como han insinuado los clubs de Primera.

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