Espectacular incendio en una calle Hermanos Miralles
Una colilla encendida, arrojada desde un piso alto al patio interior de la manzana, pudo haber originado, según la última versión oficial recogida, el espectacular incendio que ayer por la noche destruyó parcialmente el edificio de cuatro plantas sito en el número 41 de la calle de los Hermanos Miralles. La rápida intervención de los bomberos, que acudieron con gran número de efectivos, pudo evitar que el fuego se propagara a las casas vecinas. No se produjeron víctimas.
Sobre las nueve y cuarto de la noche de ayer se declaró un espectacular incendio en la casa número 41 de la calle de los Hermanos Miralles, que produjo, según una primera versión oficial, la destrucción completa de tres de las doce viviendas del edificio, daños importantes en las restantes y destrozos cuantiosos en un almacén de muebles que existía en el interior de la manzana.Parece ser, de acuerdo con esa primera versión oficial, facilitada por el delegado de Seguridad del Ayuntamiento, que el origen del incendio estuvo en una colilla que fue arrojada desde uno de los pisos superiores, y que prendió rápidamente en los muebles almacenados.
El peligro mayor que hubieron de atajar los bomberos madrileños, que trabajaron denodadamente durante horas, al mando de su director, el arquitecto Jesús de Benito, fue el de que el fuego se propagara a las casas vecinas y a otro almacén cercano, para lo que hubieron de contener el fuego, en- un primer momento, formando una barrera de agua en los puntos por los que pudiera propagarse.
El incendio, que se inició en la parte más baja del edificio, se trasladó rápidamente hacia los pisos superiores, llegando, en último extremo, a prender en la cubierta del edificio. En ese momento fue reclamada la presencia en el lugar de una escala de cincuenta metros, con la intención de ser utilizada para, desde arriba, poder combatir el fuego mediante el lanzamiento de agua. Sin embargo, cuando la escala llegó al lugar, ese mismo intento ya había sido posible lograrlo desde las azoteas de los edificios colindantes, por lo que no fue precisa su utilización.
El alcalde, José Luis Álvarez, y el subgobernador civil, Luis Sánchez Harguindey, estuvieron en el lugar del suceso, comprobando personalmente la actuación de los bomberos.
A la hora de cerrar esta edición permanecía en el lugar un fuerte retén de bomberos, controlando los últimos rescoldos que quedaban.
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