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Consejo de Ministros de la OUA consagra el intervencionismo extranjero en Africa

La Organización para la Unidad Africana (OUA) ha conseguido demostrar fehacientemente su impotencia para solucionar los problemas de este continente y hasta qué punto la carta de la organización se ha convertido en papel mojado, al consagrar su Consejo de Ministros la posibilidad del intervencionismo extranjero.

Con objeto de salir del atolladero a que les había conducido la disputa sobre las interferencias extranjeras, los países de la OUA han llega do a una solución de compromiso que, en cierto modo, les da carta de naturaleza. En procura de un difícil consenso, los africanos han enterrado el por ahora inalcanzable ideal de poder solucionar por sí mismos los problemas que les afectan y han optado por la pragmática solución de aceptar las intervenciones foráneas en tanto no estén capacitados para ello.Habrá en su momento una fuerza panafricana de intervención y se ha encargado al Comité de Defensa de la OUA que adopte las medidas oportunas, pero tal fuerza aparece como muy problemática a corto y hasta medio plazo y, mientras no esté a punto, cada país será muy dueño de hacer intervenir en su defensa a una o varias potencias extranjeras.

El acuerdo logrado sobre este punto, dado a conocer a la prensa por el portavoz de la OUA, Peter Onu, no hace mención de que tales potencias deban ser o no africanas.

La ambigua resolución consagra así todos los intervencionismos habidos y por haber en el continente, sean de signo occidental u oriental. Da carta de naturaleza a la fuerza del grupo de los siete, creada en París para hacer frente a la guerra de Shaba y, previsiblemente, provocará la formación de otra fuerza interafricana paralela y de signo contrario.

Todos contentos

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Los países «conservadores» han quedado satisfechos e, incluso, se consideran vencedores, sobre todo aquellos -Marruecos, Mauritania, Chad y Zaire- que han sido escenario de la denostada intervención francesa que ahora queda, si no explícita, sí implícitamente sancionada.

El grupo «progresista», por su parte, se ha replegado para ofrecer batalla sobre terreno que considera más consistente: los debates sobre las asechanzas del neocolonialismo en el continente.

El consenso momentáneamente obtenido por las delegaciones es, no obstante, engañoso. Las diferencias se mantienen en toda su crudeza y se pusieron una vez más en evidencia durante las sesiones de trabajo de ayer sobre la penetración neocolonialista.

El tema había sido sugerido por un nutrido grupo de delegaciones «progresistas» Angola, Argelia, Libia, Santo Tomé, Benin. Guinea Ecuatorial, Mozambique, Etiopía, Nigeria y Guinea Conakry-, al que se sumaron de inmediato Marruecos y Zaire en nombre del bloque «conservador» que sigue dispuesto a presentar batalla en todos los frentes.

Según los ponentes «progresistas», el neocapitalismo se manifiesta en Africa íntimamente ligado a las intervenciones militares occidentales, especialmente la francesa, desplegadas en defensa de puros intereses económicos. No sucede así, según sus puntos de vista, en el caso de las intervenciones orientales -léase Cuba, sin olvidar la Unión Soviética o la República Democrática Alemana-, hechas siempre en defensa de la libertad de los pueblos africanos y ajenas a «bastardos intereses materiales»

Clima de confusión

El bloque «conservador», por su parte, justifica y legitima las intervenciones occidentales, que siempre tienen lugar a petición de los países en que se desarrollan y considera que cada cual tiene perfecto derecho a elegir el sistema económico que crea más adecuado, en necesaria conexión con áreas del mismo signo. En cuanto a las intervenciones orientales, este bloque estima que asumen un carácter netamente desestabilizador y ponen en peligro la paz del continente.

Las intervenciones se han sucedido a lo largo del día en el habitual clima de confusión, con una monotonía implacable sólo rota por el calor puesto en algunas discusiones. Pese a los consensos a que se pueda llegar y las resoluciones que se adopten, los resultados prácticos van a ser escasos o nulos.

Lo más importante a que ha llegado el Consejo de Ministros de la OUA, después de una semana de trabajo y en vísperas de la clausura de sus sesiones, ha sido dar luz verde a las potencias extranjeras para que intervengan en Africa. Las condiciones y circunstancias que deban concurrir para legitimar tales intervenciones resultan ya muy subjetivas y en todo caso secundarias.

En opinión de muchos observadores es Africa quien pierde, al quedar convertida con la aquiescencia general en un auténtico campo de agramante.

La reunión del Consejo de Ministros de la Organización para la Unidad Africana (OUA) tiene por misión preparar la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de los países miembros que comenzará el próximo martes. En ella se espera que estos temas del intervencionismo extranjero sean nuevamente repasados.

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