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Visita del presidente de la República Francesa

Se establecerá un inventario de los problemas ante el ingreso hispano en la CEE

El presidente de Francia, Valery Giscard d'Estaing, concluyó ayer su visita oficial a la capital de España con una conferencia de prensa en la que afirmó que el objetivo de su viaje a España «era la apertura de una nueva etapa en las relaciones de ambos pueblos, lo que se ha cumplido plenamente». El presidente añadió que «se ha establecido un nuevo clima de confianza entre uno y otro Estado, lo que ha permitido abordar todas las cuestiones bilaterales e internacionales de interés para ambos pueblos, y establecer un sistema regular de consultas entre los dirigentes de España y Francia».

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Como ejemplo de este sistema de consultas, el presidente francés anunció que había invitado a visitar Francia oficialmente al presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, para antes de final de año. Giscard d'Estaing añadió que también el primer ministro Raymond Barre vendrá a España y que no se opone a la institucionalización de un calendario regular de encuentros políticos entre dirigentes españoles y franceses, como ocurre en el caso de las relaciones franco-alemanas. Sobre estas relaciones, el presidente francés diría que no son asimilables a las franco-alemanas, porque éstas están basadas en un tratado de paz: «Alemania fue siempre el enemigo natural de Francia, mientras las relaciones hispano-francesas estuvieron basadas siempre en la amistad y la buena vecindad.»España y la CEE

La candidatura de España al ingreso en las Comunidades Europeas ha sido, sin duda, el plato fuerte de las conversaciones hispano-francesas de estos últimos días a todos los niveles. El presidente, en el curso de la conferencia de prensa, abordó repetidas veces el tema reiteró el apoyo político de su país al ingreso español en la CEE. El presidente Giscard d'Estaing, refiriéndose a la proyectada reforma de la política agrícola común de la CEE y a la reestructuración institucional de la Comunidad antes de una nueva ampliación, señaló que estas cuestiones competen a la Comunidad de los nueve actual y no a las naciones candidatas. El presidente escapaba así, con un «no»indirecto a la pregunta de: ¿es Francia favorable a la inmediata integración de España en la CEE para que participe en la reforma agrícola e institucional que tanto le afectará cuando sea país miembro? Para justificar su respuesta, Giscard d'Estaing afirmó que la identidad de problemas agrícolas de España y Francia como naciones mediterráneas hará que los intereses de España en dicha reforma estén, en cierta manera, representados por Italia y Francia, que representan a las agriculturas del Sur. En el plano institucional señaló, más adelante, que se hace necesaria una reestructuración que permita el funcionamiento a «doce» y una mayor cohesión de la futura comunidad ampliada.

Refiriéndose a los problemas de la ampliación, el presidente francés señaló que los Gobiernos de Madrid y París se reunirán, en breve, de manera bilateral y al margen de los trabajos de la Comisión Europea sobre el dictamen político a la candidatura hispana, «para establecer un inventario de los posibles problemas existentes y buscar sus soluciones». Este es, sin duda, el resultado concreto más importante del tema España-CEE, visto desde la óptica francesa, al margen de las declaraciones políticas de intención. En ellas se incluye también la afirmación del presidente galo de que no considera necesario una prioridad específica en las candidaturas de España, Grecia y Portugal, y se refirió al orden por el que fueron presentadas estas candidaturas como el orden natural del ingreso de estos países en la CEE, es decir: Grecia, Portugal y España.

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África, Canarias y Reunión

Curiosa fue, sin duda, la actitud del presidente cuando se le interrogó sobre la actitud de la OUA frente a la isla de Reunión y el archipiélago canario. Giscard d'Estaing se negó a hablar de Reunión diciendo que éste es departamento francés y tema de política interior. El presidente no tuvo, no obstante, inconveniente en abordar el tema canario, aunque fue para hablar en favor de la españolidad del archipiélago por su historia y habitantes, señalando que éstos han tenido la oportunidad de expresar democráticamente su opinión, cosa que hicieron en las últimas elecciones.

Sobre la situación política en Africa, el presidente de Francia señaló que «la crisis política que atraviesa el continente africano tiene su base en la crisis de desarrollo económico y social que sufren los países africanos». Giscard d'Estaing afirmó que no existe una concertación política hispano-francesa sobre Africa, pero que se prevé una cooperación de ayuda financiera y tecnológica entre ambos países de cara al continente africano. El presidente negó que se hubiera hablado de la crisis del Sáhara en las conversaciones que mantuvo en Madrid, «porque Francia no es firmante del Acuerdo Tripartito», y se declaró «favorable a toda iniciativa de paz, negociación y distensión que se propiciara en el área». El presidente declaró, también, que considera imprescindible la presencia del Estado Mauritano independiente para mantener el equilibrio en la zona.

OTAN y seguridad

Interrogado sobre la eventualidad del ingreso de España en la Alianza Atlántica y sobre las posibilidades de cooperación hispano- francesa en materia de seguridad, el presidente Giscard d'Estaing afirmó que considera importante el mantenimiento de una cooperación hispano- francesa en este sector, en favor de la seguridad de ambos países en su marco occidental, recordó que existen en la actualidad intercambios de informaciones, de material militar y ejercicios conjuntos militares. Sobre la OTAN, el presidente afirmó la posición de su país de miembro de la Alianza y de no participante en el sistema defensivo integrado OTAN y declaró que esta era una cuestión a decidir por el pueblo español y sus representantes.

La situación de los refugiados en el País Vasco y los derechos humanos fueron otras dos cuestiones de la conferencia de prensa, en la que Giscard d'Estaing se sonrió cuando surgió el nombre de Eurocentrismo, señalando que es bueno que aparezcan estos nuevos vocablos con significación política. El presidente diría que no se abordó el tema vasco en las conversaciones, pero que la cuestión de los refugiados vascos en Francia ya no era un problema porque España es ya una democracia -el presidente reiteró en sus declaraciones su admiración por el proceso democrático español- lo que no permite, a su juicio (se olvidó de Els Joglars) la figura de refugiados políticos españoles en Francia. Añadió que los delitos criminales y terroristas serían tratados en Francia como cualquier delito común. Asimismo, Giscard d'Estaing recordó la actitud liberal de Francia en la defensa de los derechos humanos y la existencia en su país de más de 140.000 refugiados políticos.

Cooperación industrial

Hay que señalar que el presidente francés se declaró optimista por las posibilidades de cooperación industrial entre ambos países, citó el caso del Airbús y de sus próximos programas «donde España tendrá participación» y se mostró optimista por las posibilidades de acciones conjuntas en el marco de la energía nuclear. También se refirió a los problemas que España tiene en el sector pesquero y declaró que su país comprende y apoya las preocupaciones españolas señalando que hace falta, sin embargo, el establecimiento de un acuerdo marco hispano-comunitario en este sector. También en el plano bilateral declaró su esperanza de cooperación en proyectos conjuntos en Latinoamérica y afirmó que la proyección cultural en el mundo de Francia y España debe mantenerse y no debe enzarzarse en una competencia mutua.

Contactos con la oposición de izquierda

Por último, el presidente francés se refirió a los contactos que mantuvo durante las primeras horas de la tarde con los líderes de la oposición de izquierda, Felipe González y Santiago Carrillo. El presidente se declaró sorprendido por la unanimidad de las fuerzas políticas españolas ante el proceso de integración de España a las Comunidades Europeas y calificó estas conversaciones dentro de un normal intercambio de impresiones con políticos españoles.

Giscard d'Estaing afirmó que en las entrevistas no se habían abordado cuestiones relativas a la política interior española.

En cuanto a problemas culturales afirmó que la lengua española y la francesa no deben competir, sino apoyarse mutuamente. Hay que llenar de vitalidad -dijo- esas dos lenguas de origen latino y, añadió, que la lengua española debe mantenerse como vehículo de comunicación internacional. No es necesario -dijo también- promocionar una sola lengua como vehículo cultura.

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