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Visita del presidente de la República Francesa

Giscard visitó la catedral de Compostela

Diez minutos antes de las siete de la tarde de ayer, el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, Ilegó al aeropuerto central de Galicia, en Santiago de Compostela, acompañado por su esposa y por los ministros de Asuntos Exteriores de España y Francia. Fue recibido, al pie del avión, por el vicepresidente del Gobierno y ministro para la Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado.El presidente francés, después de revistar las tropas destacadas para su llegada, saludó a los capitanes generales de la Zona Marítima del Cantábrico y de la VIII Región Militar, al alcalde de Santiago, al gobernador civil de La Coruña, al presidente de la Junta de Galicia y otras autoridades. El presidente Rosón daría a conocer, minutos más tarde, la decisión de retirar toda presencia de la Junta de Galicia en las recepciones y actos oficiales como protesta ante la discriminación de que este organismo fue objeto en las ceremonias de recepción en Labacolla.

Giscard d'Estaing tuvo que cenar anoche, por tanto, sin la presencia de los representantes del Gobierno gallego, que no ocultaron su grave preocupación ante lo que consideran «falta de respeto y consideración a la dignidad y a la categoría del presidente de la Junta». Antonio Rosón acudirá, no obstante, en la tarde de hoy, a despedir al presidente de Francia, en atención a su personalidad, que los ministros gallegos consideran ajena a los incidentes protocolarios de ayer. Sobre este particular el ministro de Sanidad, Quiroga Suárez, declaró que existe solamente un responsable, y que éste es el gobernador civil de La Coruña, al que, por cierto, afluyeron ayer otras críticas severas sobre su actuación tanto a la hora de organizar el viaje como incluso en el recorrido por las calles de Santiago. Concretamente numerosos periodistas coincidieron en señalar la falta de colaboración del gobernador coruñés.

Visita a Compostela

Giscard D'Estaing llegó a Santiago nueve siglos después deque otro jefe de Estado galo, Luis VII, hiciera la primera visita similar a ésta. El ministro de Exteriores español, Marcelino Oreja, señaló emocionado, al pie de la catedral de Compostela, que «la visita de Giscard es también la de un humanista e intelectual muy importante que defiende el mismo sistema de valores, y por eso precisamente su venida a Santiago tiene un gran significado».El presidente francés exclamó su admiración nada más bajarse del coche en la plaza del Obradoiro con un c'est magnifique, con lo que inició la ruptura de todo protocolo para acercarse a la gente que le aclamó discretamente y para saludar a varias personas. Minutos más tarde, en la catedral, donde fue recibido por el arzobispo y contempló el funcionamiento del botafumeiro, sus decisiones fuera de protocolo volvieron a repetirse.

Al iniciar el recorrido a pie por algunas calle de la ciudad, la improvisación de Giscard creó el principal problema a las fuerzas del orden y a su séquito. Inesperadamente se salió del cordón de vigilancia y tomó un camino distinto al que estaba marcado. Por unos instantes se encontró en medio de la multitud sin protección aparente alguna. Su esposa le siguió con tanta atención espontánea a lo que sucedía en la calle como él.

Por la noche, el presidente galo y su esposa asistieron a una cena que le fue ofrecida por el Ayuntamiento de Santiago en el antiguo palacio de Gelmírez.

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