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La función de la prensa en la difusión

Sobre el tema Cultura en periodismo se celebró en la sede de la fundación Juan March, de Madrid, un coloquio, los pasados lunes y martes. Intervinieron en el mismo ocho ponentes y veinticinco representantes de diversos medios informativos procedentes de Barcelona, Canarias, Galicia, Madrid, Murcia, San Sebastián, Valladolid y Zaragoza. El seminario fue dirigido por Horacio Sáenz Guerrero, director de La Vanguardia, de Barcelona, y secretario del Departamento de Comunicación Social de la mencionada institución cultural.Las ocho ponencias, seguidas todas ellas de amplias discusiones, fueron presentadas por Manuel Martín Serrano, director del Departamento de Teoría de la Comunicación de la facultad de Ciencias de la Información de Madrid; Juan Ramón Masoliver, crítico y periodista; Rafael Conte, adjunto a la dirección de EL PAÍS; Carlos Luis Alvarez, escritor y periodista; Amando de Miguel, catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona; Manuel Seco, catedrático de Lengua y Literatura españolas; José Luis Abellán, profesor de la Universidad Complutense y ensayista, y André Fontaine, redactor-jefe de Le Monde.

Este seminario es continuación de los celebrados en 1976 sobre Documentación, en periodismo y Lenguaje en periodismo escrito, celebrado en 1977. La principal dificultad de todos los ponentes, expuestas al comienzo de sus intervenciones, fue la de definir el concepto de «cultura» y el ámbito específicamente periodístico de la información cultural. En esta ocasión, como en tantas otras, se utilizaron términos en los que la significación tradicional se impuso sobre las dificultades conceptuales.

«La prensa escrita -señaló Rafael Conte en el transcurso de su ponencia- de entre los medios de comunicación, es el mejor reducto para convertir la cultura, amenazada de falsificación, en algo vivo y eficaz. La tarea del informador cultural de prensa es más vital, espontánea y libre, o al menos puede serlo, para la preservación crítica de los datos de la cultura, el descubrimiento de los nuevos valores que se producen todos los días y la atención a las modificaciones sociales vertiginosas.»

Finalizó su intervención refiriéndose al influjo cultural, a veces negativo, de los medios de comunicación de masas sobre el consumidor, que tiene «el peligro de hacer compartir con frecuencia, no la cultura ni el saber, sino una amalgama de signos y referencias, una especie de metamensaje que modifica las estructuras de las relaciones humanas. En este sentido el acceso de las masas al consumo, ha elevado su nivel cultural pero también lo ha falsificado. «Se ha fomentado la pasividad, la participación hipnótica y consumista, nunca crítica. Caminos contra ello son la lucha por rastrear la mentira cultural, la falsa cultura o la cultura coartada. Y es precisamente en la prensa escrita y en sus secciones culturales donde existe la posibilidad de esa lucha.

"El periodismo como creación cultural"

Carlos Luis Alvarez centró su intervención en una añoranza razonada de la figura del escritor-periodista, aquel que no sólo informa sino que interpreta la información con un amplio bagaje cultural y un cuidado estilo literario. La ponencia de Carlos Luis Alvarez fue más una reivindicación de los Larra y Leopoldo Alas, Clarín, de antaño frente a la pretendida «objetividad informativa» de los obsesos de la teoría de la comunicación.«La razón informativa no tiene mejor vehículo que el de las palabras. Sólo hay que decirlas todas y saber decirlas. La imagen, por elocuente que sea, no se interpreta ni se explica a sí misma.» Finalizó su exposición señalando que Clarín y Larra son los prototipos del mejor modelo de periodismo «que es uno de los lados mejores de la cultura, atento, poroso, interpretativo, iluminado. O lo hacemos regresar o la prensa desaparecerá en la petulancia de su propia objetividad. El periodismo como creación cultural tiene que ser rehabilitado y hay que hablar más de humanismo que de técnicas de información.»

"Cultura y periodismo en una sociedad postindustrial"

Para André Fontaine, redactor-jefe de Le Monde «la prensa ya no tiene derecho a considerarse una industria como cualquier otra, cuya rentabilidad y empleo serían sus justificaciones esenciales; ni siquiera como ese "cuarto" poder al que con frecuencia se le asimila. En la lucha por la defensa o conquista de la libertad del hombre, la prensa se ha convertido en el principal poder contra el peligro de desviación totalitaria que la transformación técnica está centuplicando. De ella depende, a fin de cuentas, que esa desviación se acelere hasta hacerse irreversible, o bien que la humanidad continúe la producción de valores que son siempre valores culturales».Al referirse a la amenaza que para la escritura, el lenguaje y la cultura supone la revolución tecnotrónica y la informática del lenguaje, señaló Fontaine que el ordenador constituirá «un fantástico instrumento de persuasión mental en manos del Poder. Y en lo que atañe al periodismo, señaló cómo numerosos periodistas de todo el mundo, sobre todo los que trabajan en los rotativos más económicamente poderosos, se alimentarán en los grandes bancos de datos establecidos en un gran centro, que es el que orientaría en la práctica y a su arbitrio la política de almacenamiento de la información».

«La tentación de lo fácil -añadió el ponente- moverá siempre a contentarse con la traducción mecánica, sobre todo en las agencias de noticias, órganos centrales de difusión de la información y en las que el tiempo seguirá siendo un factor cada vez más precioso. La uniformidad simplificación del lenguaje, el almacenamiento de la información, son medios con los que ni HitIer ni Stalin hubieran podido soñar y están -y lo estarán cada vez más- a disposición de los que desearían implantar una perenne estructura totalitaria basada en la perfección de las técnicas. Quien logre manipular este sistema de información, manipulará no sólo el mundo sino a cada uno de los hombres que lo constituyen.»

Amando de Miguel centró su intervención en el tema de Los intelectuales y los medios de comunicación, sobre todo en lo que se refiere a la prensa norteamericana, que conoce a fondo después de una larga estancia en Estados Unidos. A juicio del catedrático de Sociología la diferencia de la relación entre los intelectuales y los medios de comunicación colectiva, en España y en Estados Unidos, es más que notoria. Mientras en el país americano los intelectuales escriben con frecuencia en revistas de poca difusión, tienen, en cambio, más capacidad de influencia, puesto que los redactores de los rotativos potentes suelen dedicar buena parte de sus jornadas a la lectura de revistas especializadas, en las que se publican los análisis de los citados intelectuales.

Por lo que se refiere a la posibilidad de la subversión de los medios de comunicación colectiva, Amando de Miguel señaló que «si en principio son instrumentos en manos de quienes los poseen o dominan para controlar a los que en ellos trabajan o los usan, por su misma esencia, esos medios pueden ser utilizados en contra de los poseedores, contra el Estado y contra los intereses y la definición tradicional del intelectual. De este modo el intelectual y el artista no se enfrentan sólo a los propietarios de los medios de comunicación, sino a su completa utilización masiva por los usuarios que no son ya sólo receptores sino también posibles emisores aficionados».

Manuel Seco, catedrático de Lengua y Literatura españolas centró su intervención en una defensa de la pureza de la utilización de la lengua, destacando las frases publicadas en los diarios y que podrían ser calificadas como «erosiones» de la lengua.

«La responsabilidad y el lenguaje del crítico de un periódico -señaló- se sitúan a medias entre los del escritor y los del periodista. El crítico en las páginas de periódico representa al autor de libro y al profesor. Hoy, en que el periódico es la forma principal de la cultura escrita, quien escribe en él tiene el deber de escribir mejor porque sabe que su artículo o su exposición va a constituir, durante una hora, quizá la única cultura para millares de personas.»

Cerraron las intervenciones los profesores Abellán, Formación del periodista; Martín Serrano, Un modelo de cultura alternativo y el periodista Juan Ramón Masoliver, Crítica e información en el área cultural.

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