UCD-AP: a la búsqueda del sitio perdido
«( ... ) Para un observador atento, esta mini-guerra verbal emprendida por ucedistas y aliancistas reviste mayor importancia política de la que podría suponer tras un superficial vistazo a sus declaraciones. UCD se despega y Alianza se resiste a jugar la soledad del corredor de fondo.Quizá todo corienzó cuando el PCE abandonó el leninismo. El corrimiento de tierras ideológicas duró semanas. El PSOE buscó en su inmediata derecha, la socialdemocracia, un mayor espacio con la propuesta del "marxismo" de Felipe González. La reacción lógica de UCD, siguiendo esta teoría de las fichas de dominó, hubiera sido escorarse a la direcha y buscar alianzas con Fraga.
Suárez, que debió ver la jugada desde lejos, se resiste a que le empujen. Por ahora, y a juzgar por las actuaciones de su número dos, se niega a entrar en el juego, encastillándose en una posicion de amplio centro que, seguramente, le será mucho más rentable que caer en brazos de los allancistas.
Arias-Salgado, con sus frases, parece querer indicar al PSOE que han "visto- perfectarnente la intención socialista, pero que no están dispuestos a dejar, así como así, una parcela que consideran suya: la del reformismo socialdemócrata. Es, a la vez, una postura de fuerza que el partido de González ha de valorar y tomar los apuntes oportunos.
Fraga, por su parte, ya se ha dado por enterado de todo eljuego. Y espera. El secretario general de Alianza sabe que no tiene otra salida que permanecer en el puesto que ahora ocupa. Ya no se puede permitir ni un solo giro a la diestra: de ahí sus últimas y terminantes condenas de la ultraderecha.»
19 junio
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.